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Todo pasó muy rápido.

Jennie estuvo esperando cualquier acción de Marco, así que estaba alerta. Apenas lo vio sacar el arma, se lanzó sobre Lisa y la tiró al suelo cubriéndola con su cuerpo. Para ella todo fue en cámara lenta.

Para Marco fue muy rápido, pero se quedó en shock por unos segundos. El tiempo suficiente para que los oficiales de la policía entraran y le quitaran el arma. Rápidamente lo inmovilizaron, le pusieron las esposas y lo sacaron de la oficina.

Lisa sólo escuchó las voces lejanas de Rosey Jisoo llamando a una ambulancia y diciéndole que todo estaría bien, pero ella sólo podía ver el cuerpo de Jennie en sus brazos. Se miró las manos y vio sangre en ellas.

Era su sangre. De su amada Jennie que no se movía. No la miraba. Estaba como dormida en sus brazos.

—¡Jennie! —gritó entremeciéndola intentando despertarla.

Fue un grito desgarrador que le salió del alma. No podía creer lo que estaba pasando. Debía ser un sueño. Una pesadilla. Necesitaba despertar. No podía estar perdiendo lo que más amaba de nuevo. No esta vez. Volvió a gritar su nombre con toda su alma. Le pidió a Dios que la salvara, que se la llevara a ella, pero no a su amada. Ella tenía que vivir. Tenía una vida por delante.

<<¿Por qué, Jennie? ¿Por qué eres tan terca? Esa bala era para mi, no para ti>>.

Las lágrimas inundaban su rostro.

—Jennie, por favor, mírame. Despierta, mi amor. Estoy aquí. Soy Lisa —le estremeció con cuidado esta vez, pero ella seguía inconsciente—. Dios, por favor, no me la quites. No te la lleves a ella también. Dame una oportunidad de hacerla feliz. Yo la amo. La amo con todo mi corazón —todos miraron la desgarradora escena sin saber qué hacer—. Mi amor, quédate conmigo. No me dejes. Yo te amo —volvió a decir y la abrazó mientras lloraba.

—Yo también te amo —pronunció Jennie con la voz quebrada y apagada.

—¡Mi amor! —Lisa sonrió al mirarla con los ojos abiertos—. Estás bien. Te pondrás bien —dijo acunándola en sus brazos.

Jennie trató de moverse, pero su brazo le dolió y se sintió mareada. Sin embargo, su cuerpo respondió y eso era lo que importaba. No podía dejar a Lisa. No sola de nuevo.

—No te muevas, Jennie —le pidió—. ¡¿Dónde diablos están los médicos?! ¡¿La ambulancia?! —gritó desesperada.

—Están llegando —respondió Jisoo—. Cálmate, Lisa. Ya van a atenderla.

Jennie permaneció en el suelo siendo sostenida por ella.

—Cálmate, mi amor. Estoy bien, creo que sólo me desmayé —dijo Jennie—. Me duele el brazo.

Lisa no pudo parar de llorar. Escuchó la voz de Jennie, pero necesitaba que la revisara un médico. Sólo así podría confiar en que estaba bien.

En ese momento, entraron los médicos y se acercaron a Jennie.

—Señora, es necesario que se aleje de ella para que podamos atenderla —pidió uno de los hombres.

—Ven, —dijo Jisoo tomándola del brazo— vamos a dejar que la revisen.

Lisa se levantó no muy convencida, pero aceptando que Jennie necesitaba atención. Unos minutos después, los médicos dieron su diagnóstico.

—Vamos a trasladarla al hospital —anunció uno de los médicos—. La bala le dio en el brazo. Entró y salió limpiamente, pero es necesario que verifiquemos todo, así que necesitamos llevarla al hospital.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora