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Narra Jennie-

Me fui a mi oficina. En mi privacidad comencé a arreglarme la ropa. Aún me sentía caliente por el deseo. Pude ver algunas zonas de mi cuerpo enrojecidas por las caricias de Lisa. Ella marcaba mi cuerpo y mi alma con su amor, pero también la golpeaba con su odio. Una vez que estuve lista me dispuse a salir de la oficina para irme a casa.

Los pasillos estaban casi vacíos, quedaban muy pocas personas en el edificio. Solo pude ver en la planta a la secretaria de Lisa. Tomé el ascensor para ir al aparcamiento y justo cuando estaba subiendo a mi coche, se acercó Taeyang.

—Hola, madre de mis hijos.

Me dio un susto de muerte, pero no dejé que se me notara.

—Yo no soy la madre de tus hijos y lo sabes.

—Pues más vale que solo sea yo quien lo sepa.

—Deja de amenazarme.

—No son amenazas. Es una realidad.

—¿Qué demonios quieres, Taeyang?

—Te quiero a ti —dijo con seguridad acercándose demasiado a mi.

Mis cuerpo se tensó al ver como se acercaba tanto hacia mi. Sentí incluso miedo. Estábamos los dos solos en el aparcamiento, no había nadie más allí. Él podría hacer conmigo lo que quisiera en este momento, pero yo tenía que mantenerme fuerte, no podía verme débil.

—A mi no me tendrás nunca. Así que déjame tranquila de una vez —dije seria. Aunque en el fondo estaba temblando.

Intenté cerrar la puerta del coche para irme, pero él puso su mano en la puerta para impedirlo.

—No es una proposición lo que te estoy haciendo, Jennie. Es una orden. No tienes otra opción para sobrevivir en este mundo. Estás completamente sola.

—Eso es lo que tú te crees. Me da igual estar sola mientras tenga a mi hijo. Me puedo valer por mi misma. Ni aunque fueras la última persona de este planeta estaría contigo.

—Escúchame bien, Jennie. Si no pactas con nosotros, ese hijo que llevas en tu vientre no va a nacer nunca, así que tienes 48 horas para tomar una decisión y no es negociable —sin decir nada más ni darme tiempo siquiera a abrir la boca, se fue.

Una vez que se marchó, me dejé caer en el asiento del auto temblando. No podía ni encenderlo. Las llaves se me cayeron dos veces hasta que finalmente logré alcanzarlas y arrancar el coche.

Marcos, el tío de Lisa, había asesinado a Jin y a su propio hermano. Con mi hijo no le temblaría el pulso ni un segundo. Necesitaba ponerlo a resguardo cuanto antes. Tenía que salir de la ciudad de inmediato.

<<Lisa, cuanta falta me haces...>>

-Narra Lisa-

Como dolía todo esto, pero ahora más que nunca me sentía fuerte, capaz de afrontar lo que fuera por lograr mi venganza. Ya no solo se trataba de legado, dinero o enfrentamiento; ahora todo iba mucho más allá de eso.

Debía ser cuidadosa. El asesino de mis padres estaba cerca y no podía verme llegar. Tenía que ser yo quien le diera el golpe definitivo. El que lo dejara sin nada. El que le hiciera pagar todo lo que había hecho.

Toda esta situación me tenía de muy mal humor. Ver a mi tío y no poder golpearlo o quizás algo peor, era algo difícil de soportar. Sentir odio era una cosa, pero no poder demostrarlo era mucho peor.

Ya llevaba más de una semana sin ver a Jennie y eso me estaba afectando. Era cierto que no podía perdonarla, pero me conformaba con verla de vez en cuanto por los pasillos de la empresa, que se me acercara aunque fuera por puro capricho. La realidad era que no me sentía viva si no estaba con ella.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora