18

1K 87 6
                                    

Jennie y Lisa estaban sumidas entre besos y caricias, cuando de repente la puerta del coche se abrió;

—¡¿Qué pasa, Jennie?! ¿Para eso te educaron nuestros padres? —alzó la voz Alex. Y tú, BMW, baja del auto y dame la cara —exigió alejándose un paso del coche.

Por lo oscuro que estaba dentro del coche, Alex no pudo identificar el acompañante de Jennie.

—¡Por dios, Alex! Cierra la puerta, ya salgo —pidió Jennie con una calma que no sentía.

Apenas ella y Lisa pudieron arreglarse la ropa. Todo había sido muy rápido.

—¡No! Él se baja ahora mismo —exigió de nuevo su hermano.

Jennie iba a bajar, pero Lisa la detuvo.

—Un momento —se escuchó una voz firme.

Tardó en reaccionar por la sorpresa, pero ya estaba totalmente alerta —Jennie, regresa a tu asiendo y no bajes del coche hasta que yo te lo diga —dijo intentando bajar del coche, pero Jennie la detuvo.

—Lisa, no —pidió, pero ésta la interrumpió rápidamente.

—Te dije que pases a tu asiento —ordenó con voz firme.

Jennie obedeció a Lisa y bajó del coche haciéndole frente al hombre que estaba al otro lado del coche. Lo miró fijamente.

Alex se quedó mirándola asombrado. No podía decir palabras. Tras salir del estupor, se acercó a Lisa, pero ella no se movió ni un milímetro. Le sostuvo la mirada con la barbilla en alto.

En la cara de Alex hubo una confusión y rabia al mismo tiempo.

—¿Qué le estas haciendo a mi hermana? —preguntó—. ¡Por dios! Es sólo una niña. ¿Qué le hiciste? —se acercó más. La confusión ardía en sus ojos—. ¡Aléjate de ti hermana! —exigió hablando con los dientes apretados y empujó a Lisa.

Ésta resistió y se mantuvo firme frente a él.

—Escucha... —dijo también con los dientes apretados. Estaba furiosa. Nadie iba a meterse en su relación con Jennie—. No he obligado a tu hermana a nada. Ella está conmigo porque quiere —se acercó también a él.

—Eso no es verdad, ¿qué le has hecho?

—Si te calmas, le pediré que baje y que te lo diga ella misma.

—¿Ahora le das ordenes a mi hermana?

—No vas a hacerla daño, así que te calmas o subo al coche y me voy con ella.

Alex pareció enfurecerse aún más.

—¡¿Yo, hacerla daño?! —grito Alex—. Mi padre va a matarla y luego te matará a ti, ¿entiendes? Dile a mi hermana que baje. Yo no voy a hacerla daño.

Lisa siguió parada firme frente a Alex. Quería asegurarse que el hombre se calmara. Finalmente, tras unos segundos, se acercó al coche y abrió la puerta sin dejar de mirarlo.

—Jennie, baja del coche y ven conmigo —le pidió tendiéndole la mano.

Una mano temblorosa la tomó. Jennie salió. Tenía los ojos llenos de lágrimas, pero intentó mantener la calma.

—Lisa, escucha —pidió Jennie, luego que bajó del coche y se acercó a ella—. Vete a casa. Yo me encargo de mi hermano.

—Ni lo sueñes. No voy a dejarte sola.

Jennie sabía que Lisa hablaba en serio. Que no iba a marcharse. Se giró hacia su hermano, que la miró confundido. Entonces se acercó a él.

—Alex, escúchame. Estoy enamorada de Lisa. Soy muy feliz con ella. Sé que esto no es lo común, pero es lo que soy.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora