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-Narra Lisa-

Estar encerrada era tan frustrante, y aún más si se es inocente. El tiempo pasa lentamente y te consume. Lo único que me mantenía cuerda era que Jennie estaba afuera esperándome y eso me daba las fuerzas para no rendirme y ser fuerte.

Estaba muy preocupada por ella; trabajaba mucho y de paso, corría mucho riesgo al estar de mi lado en toda esta lucha que nada tenía que ver con ella. No era eso lo que quería darle cuando me casé con ella. Yo no imaginé nunca un matrimonio perfecto. Somos personas con personalidades muy diferentes y es normal tener desavenencias, pero esto era demasiado.

Lo único que podía hacer era esperar y ya no tenía más paciencia. El caso no hacía más que complicarse. Yo me desesperaba cada día más. Estar en prisión no era fácil. Todos tenían aliados o grupos; yo estaba como me sentía, totalmente sola. Estaban las busca pleitos y yo las evadía, realmente no quería problemas. Así me mantenía, sola, tranquila y evitando inconvenientes. Esperando que el día en que pudiera salir de aquí llegara pronto y pudiera reunirme con mi familia.

Esta vez no tendría compasión con mi tío. Realmente no sabía cómo no pude darme cuenta a tiempo. Era por ello que, entre la oveja y el lobo, definitivamente era preferible el lobo. No importaba si te destrozaba con sus garras o si finalmente te ama, pues no existe nada peor que ver llegar la traición de quien creías era tu familia. Yo sabía que muchas personas me habían dicho que fui una tonta por no darme cuenta antes de quién era mi tío y ahora pensaba que tal vez, sencillamente, no quería verlo.

Ahora mi familia era quien estaba pagando las consecuencias y yo tenía que ser fuerte para ellos.

Para Jennie, que se merecía una buena vida a mi lado, llena de amor, ternura. De todo lo que pueda darle. Ella era la única que me mantenía centrada y con esperanzas de salir adelante en medio de todo este caos creado por la avaricia de mi tío.

Cansada de pensar en sus atrocidades, decidí continuar leyendo el libro que tenía entre mis manos.

En la celda fría y solitaria donde estaba, las demás miraban la tv, pero yo prefería leer; tal vez para conservar mi soledad. Para algunas personas, la vida es una cárcel donde están presas de sus emociones y acorraladas por la soledad. Yo, al fin, tenía una vida y la quería disfrutar al lado de la persona que amaba.

De pronto una voz interrumpió mi lectura.

—¡Manoban! Tienes visita. Y debe ser importante para que un juez le permita verte un día como hoy —dijo la guardia.

—¿Sabe quién es? —pregunté sin la menor intención de dar complicaciones.

—¿Quién crees que soy, tu maldita secretaría? ¡Muévete! Te esperan.

Cerré el libro y me levanté. Realmente qué importaba quién podría ser, al menos tendría con quien hablar. Aunque mi mayor esperanza era ver a Jennie.

Mi sorpresa fue enorme cuando encontré a Taeyang en la sala de visitas. Era algo que realmente no esperaba.

—Hola, Taeyang. Me sorprende tu visita —dije con suspicacia.

—Hola, Lisa. Espero que estés bien —habló con mucha serenidad y confianza—. Realmente no quería ser yo quien viniera a hablar contigo, pero las cosas es mejor decirlas de frente.

—No entiendo de qué hablas, ¿qué te trae aquí?

—Lisa, tú ya llevas aquí un tiempo. Como sabes, Jennie y yo estábamos trabajando juntos cuando eso pasó.

—Si es algo del trabajo debes verlo con Jennie. Ella es competente y de seguro te ayudará. Como puedes darte cuenta, yo no puedo hacer nada.

Vi como los ojos de Taeyang brillaban de pronto.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora