44

681 60 2
                                    

El tiempo pasaba y el abogado no salía, así que aproveché para llamar a Rose y preguntarle por Jisoo.

—Hola, Rose, ¿cómo están Jisoo y el bebé?

—Están atendiendolos ahora. Jisoo se puso muy mal cuando se enteró, no debí decirle —dijo con un tono de pesar en su voz.

—Sabes que si no se lo decías, sería peor —lo consolé—. Van a estar bien.

—Discúlpame por no estar contigo y con Lisa ahora.

—Lo entendemos perfectamente.

—No le digas nada de esto a Lisa. Ella no debe estar preocupada. Vienen tiempos duros, Jennie. Este arresto fue muy precipitado. Deben estar comprando jueces y más. No vas a poder llevarte a Lisa a casa hoy mismo.

Aquella noticia me golpeó el alma. Comencé a llorar por la idea de que Lisa pasaría una noche en la cárcel.

—Jennie, escúchame bien. Yo no puedo ir ahora, pero debes ser fuerte.

—Estoy cansada de ser fuerte —confesé rindiéndome a lo que sentía.

—Eso estaría muy mal, Jennie. Te repito, vienen tiempos duros. Si Lisa te escogió para compartir su vida, es porque tienes lo que se necesita para ser su mujer. Este es el momento de demostrarlo.

Sus palabras resonaron en mi mente como un eco profundo. Guardé silencio por un momento. Recordé a Lisa riendo y también haciendo frente a su tío y a los accionistas de la compañía. Recordé sus ojos mirándome con orgullo y amor. Sólo ella podía darme lo que necesitaba.

—Tienes razón, Rose.

—Así me gusta. Atiende este tema, mientras yo me ocupo de Jisoo y el bebé. No estamos separados, Jennie. Solo enfrentamos distintas batallas.

—Gracias, Rose —dije.

—Somos una familia, Jennie. Ahora te dejo, tengo que estar con Jisoo.

Estaba segura que si Rose me decía eso, era porque las cosas estaban peor de lo que imaginaba.

En ese momento apareció el abogado y me acerqué a él de inmediato.

—Abogado, dígame cómo está mi mujer, ¿cuándo va a poder salir de aquí?

Él lucía tan sereno como cuando apareció frente a mí antes.

—Llámeme Tom, por favor. Y voy a pedirle que se siente para que podamos hablar.

Asentí y volví a sentarme como pude; ya sabía que lo que venían eran malas noticias.

—Quien está haciendo todo esto sabe lo que hace y tiene dinero, así que las cosas no están bien, pero nosotros tenemos las mismas armas y, además, su esposa es inocente. No será tan rápido como quisiera, pero la vamos a sacar de aquí.

Yo me puse a llorar sin poder contenerme. De verdad no podía creer que esto estuviera pasando.

—He logrado que le permitan verla. Trate de calmarse, ella necesita sus fuerzas.

Yo asentí y él me dio un pañuelo con el que sequé mis lágrimas y me dispuse a entrar para ver a Lisa.

El abogado me acompañó en todo el trámite, mientras yo me concentraba en respirar profundamente buscando calmarme. Una vez que estaba en la puerta de la habitación donde tenían a mi esposa, el abogado me habló nuevamente.

—Vamos a sacar a su esposa, pero necesitamos tiempo y debe ser fuerte. Ella la necesita.

Asentí, no era capaz de hablar.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora