70

853 56 8
                                    

-Narra Jennie-

Una vez que salimos de la oficina, nos fuimos a comer al italiano. Durante la comida, no hablamos de nada de trabajo, solo nos dedicamos a nosotras y a planear nuestro futuro con nuestro hijo.

Me encantaba ver la cara de Lisa al hablar de nuestro hijo. Se le iluminaba por completo. Esto la hacía tan feliz.

Estábamos hablando de cómo amueblar la habitación del bebé, cuando sonó el teléfono de mi mujer.

—Dime Jisoo... todo va muy bien... está más preciosa que nunca... —dijo sonriéndome— Claro que nos gustaría! Nos vemos en un rato entonces. —dijo y colgó la llamada.

—¿Qué quería Jisoo? —pregunté.

—Nos a invitado a pasar la tarde con ellos, ¿te apetece?

—Claro que me apetece, tengo muchas ganas de ver al pequeño Dylan Jr.

—Yo también, aunque no deberían haberle llamado así.

—¿Cómo te gustaría que se llamara nuestro hijo?

Pude notar como el cuerpo de Lisa se tensó al escucharme. No se esperaba esa pregunta. Tardó unos segundos en contestar, pero al final lo hizo.

—Lo único que quiero es que venga sano y fuerte. Lo demás me da igual.

—Entonces, ¿no te importa que mi apellido sea el primero?

La cara de Lisa se quedó pálida por completo.

—Ni lo sueñes, mi amor. Nuestro hijo será un Manoban. Eso no es discutible —dijo seria.

—Lo sé, solo estaba bromeando. Pero dime, por tu cara sé que tienes algún nombre en mente, dímelo.

Se quedó unos segundos pensando, pero al final se sinceró conmigo.

—Si es niño, me gustaría que se llamara Lucas. Pero si no te parece bien o no te gusta, podemos llamarle como tú quieras.

—Me parece perfecto ese nombre, mi amor —dije entrelazando mi mano con la suya.

—¿De verdad? —dijo emocionada.

—Claro que si, sé lo importante que es para tí, y a mi también me encantaría que se llamara como tu quieras.

—Cada día me haces más feliz, Jennie. Cada día que paso a tu lado es un sueño.

Mi mujer acabó con la distancia que nos separaba y me hundió en sus brazos. Esos brazos en los cuales podía quedarme toda mi vida. Sentía tanta paz y tranquilidad al estar entre ellos.

—Te quiero, mi amor —dijo posando sus labios en mi frente.

—Y yo a ti. Pero ahora quiero algo más aparte de a ti...

—¿El qué? —dijo confusa.

—Un helado de fresa, por favor. Me apetece mucho.

—¿Ya tienes antojos, mi amor? —dijo riendo.

—Eso parece. Creo que a nuestro hijo le gusta el dulce.

—Entonces vayamos a por ese helado de fresa. No seré yo quien le niegue nada a mi hijo —dijo acariciando mi vientre.

—Y luego podemos ir de compras.

—¿De compras, mi amor? Yo pensaba que podíamos ir a casa, antes de ir donde Jisoo, ya sabes... —dijo con voz ronca.

—Sabes tan bien como yo, que si vamos a casa no saldremos de allí en todo el día. Prefiero esperar a la noche —dije guiñandole un ojo.

—No veo la hora de que llegue ese momento —dijo dejando una palmada en mi trasero.

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora