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Los días pasaban y de nuevo no sabía nada de Lisa. Los abogados me informaron que las cosas iban por buen camino, que incluso ella podría regresar muy pronto a trabajar en la empresa. Como quería evitar un conflicto, por si eso pasaba, me mudé a mi oficina. No quería chocar de nuevo con ella. Nuestro último encuentro había sido más intenso de lo que esperaba y creía que lo mejor era, como decía Jisoo, poner un poco de distancia entre nosotras.

Lo mejor de su regreso era que yo tendría menos trabajo. Tanto mi bebé como yo, debíamos descansar. Me había sentido muy mal en los últimos días. Incluso, el doctor me había dicho que tenía que cuidarme, ya que la presión arterial estaba al borde de convertirse en un problema.

Fue por eso que decidí tomarme el día libre para relajarme y consentirnos un poco, tanto a mi bebé como a mí misma. Fui a uno de los centros comerciales más grandes de la cuidad, pues en esos instantes estaba deseando comer un pastel, así que entré a una de las mejores pastelerías del lugar, por eso siempre estaba llena de gente.

Normalmente disfrutaba comiéndome solo uno, pero esta vez estaba embarazada, así que le pedí doble y una botella de agua. Lo comí con tanta delicia que apenas los terminé, tuve que salir corriendo de la pastelería para devolverlo todo en el baño. Después de varios minutos esperando a que se me pasara el malestar, me lavé la cara y bebí el resto del agua. Así eran los antojos, ¿qué se podía hacer?

Cuando traté de dar un paso para salir del baño me sentí mareada, así que me sujeté en el borde del lavabo para recuperar las fuerzas. Un par de respiraciones, otro poco de agua y ya estaba lista para continuar mi camino.

El centro comercial estaba lleno de gente, era fácil perderse en él y eso era justo lo que quería hacer. Me detenía en todos los escaparates de las tiendas de niños; miraba la ropa, los juguetes, absolutamente todo. Todo era tan nuevo para mí. Era como si no lo hubiera visto nunca, al menos no con los ojos con que lo hacía ahora. Entonces lo último que esperaba en ese momento, pasó.

En una esquina del centro comercial, justo donde había una de las salidas hacia el aparcamiento, casi se podría decir que escondida, estaba Lisa. Mi Lisa, con una mujer de su misma estatura y de pelo negro.

Aquello era el colmo. Apenas hacía unos pocos días habíamos estado juntas y ahora ella estaba ahí, paseando con otra mujer. Pero no iba a permitir que aquello se quedara así. Yo tenía que saber quién era ella. Caminé directa hacia ellas sin detenerme, a paso firme. Quería una explicación y no me marcharía de ahí sin tenerla.

Cuando llegué hasta donde estaban Lisa y esa chica, mi mirada se cruzó con la de mi mujer, que se quedó pálida al verme.

—¿Quién es ella? —pregunté sin miramientos. Lisa se quedó en silencio, algo que yo no soportaba—. Estoy esperando una respuesta —insistí.

Como Lisa no hizo nada, la mujer junto a ella fue la que habló.

—Permíteme presentarme. Soy Lucia, es un placer conocerte.

La mujer que estaba con Lisa me tendió la mano y yo, como una verdadera idiota, se la estreché. Luego de eso volvió su atención a Lisa, se despidió de ella y se marchó dejándonos a solas. A Lisa sumida en su silencio y a mi, enfadada. Estaba furiosa, incluso por un momento me sentí mal, pero quería una respuesta.

—¿No me vas a responder?

—Jennie, tengo que pedirte un favor, si es que eres capaz de hacerlo.

El tono de Lisa era diferente. Parecía que realmente me estaba pidiendo algo importante. Aunque estaba celosa, sentí curiosidad por saber qué necesitaba.

—¿Qué quieres?

—No puedes decirle a nadie que me has visto con ella.

—¿Hablas de decirle a la gente que ya tienes con quien pasar tus noches, que ya me olvidaste y ahora tienes a alguien más en tu vida?

El Amor No Tiene Escape[Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora