Capítulo 30

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No me lleves la contraria

Obviamente, Samuel no iba a aceptar un 'no' como respuesta, por lo que Rubén tuvo que dejar que lo llevara a su apartamento. Cuando abrió el envase la sopa de verduras todavía estaba muy caliente y el olor a verduras inundó toda la habitación.

En ese momento Rubén sorbió unas cuantas cucharadas. Su suave sabor era justo lo que le apetecía en ese momento y lentamente ayudó a todo su cuerpo a calentarse en su interior.

"Samuel...".

Aún con la cuchara en la boca, grito su nombre. "¿Qué clase de persona eres?".

Al principio, Rubén había hecho todo lo posible por mantenerse alejado de él. Pero ahora, su relación se había vuelto cada vez más compleja. '¿Qué es lo que debo de hacer? ¿Qué es lo correcto?', pensó con frustración.

A la mañana siguiente comenzó su día de forma normal, yendo directamente al trabajo.

Después de mucho esfuerzo, el proceso de reclutamiento en la Empresa LA por fin estaba terminado. A todos se les habían asignado sus propias actividades y la compañía había comenzado oficialmente sus operaciones.

Sin embargo, el rico y poderoso accionista que Borja había mencionado antes jamás había aparecido. Por lo que Rubén tenía mucha curiosidad por saber quién era el misterioso patrocinador.

Ya que parecía que a Borja no le importaba si obtendría los derechos de la compañía o no. Puesto que, durante ese lapso de tiempo, rara vez se había presentado en la oficina. Aunque tampoco es que importara demasiado, pues Rubén y Nieves se encargaban de todo. En algunos casos, algunos de los empleados los llegaron a confundir con los dueños.

'Si Borja no quería ganar dinero con su empresa, ¿por qué la fundó en primer lugar? ¿Quizás se trata de otro de sus pasatiempos?'.

La Voz de Nieves interrumpió los pensamientos de Rubén cuando le preguntó: "Rubén, ¿ya están terminados los expedientes médicos de los empleados?".

En ese instante Rubius volteó con una sonrisa y respondió: "Ya está todo. Lo tengo en mi oficina. ¿Debería enviártelo más tarde o te gustaría ir conmigo ahora para dártelo?".

Rubius ahora tenía su propia oficina. Era el director del departamento de diseño y el diseñador principal. Por lo que tenía su propio equipo de diseñadores, a pesar de que el equipo todavía estaba en período de prueba.

En realidad, las políticas de la empresa siempre eran beneficiosas para personal de mayor jerarquía. Realmente era muy fácil ser promovido y ganar más dinero. Borja era ciertamente un jefe muy generoso.

Nieves pensó por un momento y luego respondió: "Iré contigo".

Entonces los dos caminaron juntos a la oficina de Rubén

"El Sr. Luzuriaga, realmente se preocupa por el bienestar de sus empleados", dijo Rubius y mientras le entregaba casualmente varias carpetas que contenían todos los formularios de los exámenes médicos a Nieves. Rubius siempre se refería a Borja de manera diferente en el trabajo.

Nieves hizo una extraña expresión facial cuando escuchó eso; sin decir nada más, simplemente respondió: "Así es".

Rubén, sin embargo, no le prestó mucha atención a eso. Por lo que terminó con Nieves y continuó ocupándose de los asuntos diarios de la empresa.

Al mediodía, Rubius tomó su celular

Para pedir una comida para el almuerzo. Antes de siquiera marcar el número, el teléfono en su escritorio comenzó a sonar.

Los besos de SamuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora