Por favor, no te vayas
"¡Para... de-deja de decir bobadas!".
Rubius casi le vuelve a tapar la boca.
"¿Te sientes culpable?", le preguntó Samuel entre risas.
"¡No!".
"¿Entonces, por qué tartamudeaste?".
En el fondo, Rubén sabía que no tenía excusa. "Sabes que no es lo correcto que estés aquí. ¿Por qué aun así viniste?".
"¿En serio no lo sabes?".
Los ojos de Samuel se volvieron aún más sombríos mientras le preguntaba. "¿Y bien?", le insistió.
De repente, Rubén se puso tenso, incluso después de lo que habían hablado Samuel quería seguir...
¿cortejándolo?
¿Acaso había algo en el que se le hacía irresistible a las personas como él? Si tan solo supiera qué era lo que generaba eso en él, lo cambiaría de inmediato.
Como temía que él dijera algo que lo comprometiera, se apresuró a cambiar el tema. "¡Pero qué casualidad que tú y Miguel hayan venido casi al mismo tiempo...! Ya va, espera un momento".
Sorprendentemente, el tardó un momento en asimilar que algo andaba mal y le preguntó: "¿Cómo fue que entraste?".
Ignorando por completo su conmoción, Samuel le respondió naturalmente: "Pues con la llave que tienes escondida en la maceta cerca de la puerta".
¿Quién habría pensado que a Mangel se le ocurriría ir hasta allí poco después de que su tío entrara? ¿Acaso Rubén no se lo había dejado en claro ya? De no ser porque a Samuel le importaban los sentimientos de Rubén, ya habría salido a echar a su sobrino.
Rubius se atragantó cuando escuchó su respuesta y le preguntó con asombro: " ¿Cómo lo supiste?".
El siempre guardaba una llave de repuesto en la maceta que estaba junto a su puerta, en caso de que algún día olvidara sus llaves. Según lo que creía, no había nadie más que supiera que esa llave estaba allí. Y lo menos que esperaba era que Samuel la encontrara sin la menor dificultad. ¡De solo pensarlo le daban escalofríos!
"Entonces... ¿no piensas irte?".
Súbitamente, Samuel frunció el ceño. No había hecho todo eso para entrar solo para que el lo echara, así como así.
"Mangel todavía está afuera, ¿estás seguro de que quieres que salga?".
Y, en vez de esperar una respuesta por parte de Rubén, se fue hacia la puerta fingiendo marcharse.
Espantado por lo que pudiera pasar si Mangel lo veía, él lo abrazó sin pensarlo mucho y le pidió: "¡No te vayas!".
Mangel lo escuchó desde afuera y pensó que estaba hablando con él, por lo que le respondió de inmediato: "; Nunca te dejaré!"
Al escucharlo, Rubius se puso aún más nervioso. Y en su bochorno ni siquiera se dio cuenta de que todavía estaba agarrando a Samuel por la cintura. Inmediatamente cuando volvió en sí, lo soltó.
Por su parte, Samuel se encaminó nuevamente hacia la puerta, así que Rubén tuvo que volver a
abrazarlo para detenerlo. Esta vez él se acercó a su oreja y le susurró: "Samuel, por favor no salgas ahora...".
"Está bien".
Entonces, Samuel les echó un vistazo a sus pequeñas manos alrededor de su cintura y las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa. "Suplícamelo", le dijo en voz baja
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Los besos de Samuel
Romance"Si pudieras pedir un deseo, ¿qué pedirías?". "Pediría que me amaras otra vez, Samuel... Pero esta vez, para siempre". En el pasado, él lo amó incondicionalmente, pero lo perdió cuando perdió la memoria. Rubén se quedó al borde del colapso cuando se...