Capítulo 16

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Estás despedido

El cuerpo de Rubén se puso igual de rígido que un trozo de madera. La mano de Samuel tocando su marca de nacimiento le provocó una sensación incómoda, como si lo quemaran vivo desde adentro. Desesperado, se limitó a asentir con la cabeza: "Sí... sí... lo que tú digas... pero por favor, detente...".

'¡Es muy vergonzoso!', pensó Rubius, al darse cuenta de que Samuel estaba mostrando su verdadera naturaleza. Finalmente él soltó su camisa. "Esta vez has sido un chico bueno, así que he decidido que hoy no te castigaré".

'¡Por lo que veo, Samuel es un pervertido! ', pensó Rubius con el corazón gritando de angustia. De repente, comenzó a preocuparse por su propia integridad, pues no quería revivir otra vez la experiencia traumática que había sufrido ayer.

'¿Quién se cree que es Samuel? Es insoportablemente dominante. ¿Por qué debo obedecerle?''. Consciente de su situación de debilidad ante él, Rubén no se atrevió a pronunciar esas palabras en voz alta. Cuando se trataba de enfrentarse a este hombre, lo único que Rubius podía hacer era negociar amistosamente bajo los términos que él impusiera. "Samuel, ¿podrías soltarme primero? Prometo que no huiré. Solo sentémonos y hablemos de esto, ¿de acuerdo?".

"No", se negó él sin vacilar, haciendo que Rubius se sintiera completamente frustrado. Antes de que se le ocurriera alguna solución, el hermoso rostro de Samuel apareció frente a sus ojos, acercándose poco a poco, pero no con buenas intenciones, sino todo lo contrario.

Al ver esto, Rubén forcejeó con más fuerza y antes de que él lo obligara a darle un beso en la boca, su frágil nariz golpeó accidentalmente el firme y escultural mentón de Samuel.

"¡Auch!...". Rubén sintió un dolor tan intenso, que de inmediato se echó a llorar.

Samuel desistió inmediatamente de su intento por besarlo y luego lo sostuvo con cuidado. No era común encontrar algún rastro de preocupación en su tono, pero en esta ocasión logró notarse cuando preguntó con inquietud: "¿Te lastimaste?".

Rubén se veía como un conejo adorable cuando alzó sus pequeños ojos para ver el rostro de Samuel. Rubén se le quedó mirando directamente y no pronunció ni una sola palabra.

La muestra de su sufrimiento convenció a Samuel de que había sido demasiado rudo con Rubén. La sensación de se sintió como si alguien hubiera tocado su corazón con un dedo gentil y suave. Tenía una mirada tierna cuando preguntó: "Ven aquí, déjame echar un vistazo".

Sin embargo, Rubén veía a Samuel como un lobo grande malo que meneaba la cola de forma amenazante.

Cuando él bajó la guardia, Rubius aprovechó la oportunidad y pisoteó con fuerza su pie, lo empujó y entonces pudo escapar del auto.

Esta vez Samuel no intentó atraparlo. Simplemente agachó la cabeza y miró su zapato. Suspiró levemente, antes de decir: "Este chico es bastante fuerte y resistente".

Cuando levantó la vista, vio que Rubén huía en la dirección opuesta. En su desespero dejó caer su zapato y luego tropezó cuando intentó recogerlo. Samuel sonrió para sí mismo, divertido por la escena que estaba viendo.

"Sí, Rubén es muy lindo'.

Habiendo apenas escapado de las garras del demonio, Rubius finalmente regresó a su departamento. Se acostó en su cama y reflexionó sobre este día lleno de acontecimientos. Una vez más, pensó en Samuel, descubriendo que ya no le tenía tanto miedo como antes. ¿Cuándo había pasado eso? En estos días, cuando pensaba en él, más que miedo, lo que sentía era frustración e incertidumbre por no saber cómo se desarrollaría la relación de ambos en el futuro.

Los besos de SamuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora