Capítulo 6

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Tú me sedujiste primero


Rubén ni siquiera tenía idea de que tenía guardado el número de Samuel en su teléfono, sin embargo, no vacilo en presionar para llamarlo. Ansioso esperó en la línea, sintiendo que había pasado toda una eternidad antes de que alguien contestara la llamada:

"Hola", respondió Samuel con su encantadora voz la cual es más aguda que los hombres normales

Escucharlo fue como ver un rayo de luz en medio de esa oscuridad y las esperanzas de Rubius despertaron de su letargo. Demasiado asustado para controlar sus emociones, de inmediato comenzó a sollozar: "¿Sa... Samuel? Todo está muy oscuro y tengo mucho miedo....

Samuel se alegró cuando vio la llamada de Rubén en la pantalla, pero en cuanto escuchó su estado de desesperación, la sonrisa se le volvió en una mueca de preocupación.

¿Dónde estás?".

"No puedo salir, estoy en...", pero Rubius no pudo siquiera terminar de hablar cuando se le agotó la batería a su teléfono, cortando la llamada.

Eso preocupó aún más a Samuel de lo que ya estaba y se empezó a sentir tan nervioso que se empezó a morder el labio. Entonces, decidió ponerse en marcha a toda prisa sin siquiera cambiarse la ropa. No tardó en llegar al garaje con las llaves de su auto en la mano y mientras lo encendía, trató de pensar en dónde podría encontrarse Rubén. Finalmente, se puso en marcha hacia la Compañía Magic.

Mientras tanto en la oficina, Rubén miraba fijamente la pantalla de su teléfono. Cuando se apagó, se desvaneció por completo la luz en la penumbrosa habitación, por lo que su ansiedad y miedo a la oscuridad se intensificaron.

"Todo está muy oscuro..., pensó Rubius, y luego se abrazó las piernas, enterró la cara entre las rodillas y comenzó a sollozar desesperanzado.

En medio de su desesperación, recordó la vez que le había contado a Mangel sobre su secuestro cuando era niño; él nunca antes la había dejado solo en un lugar así. Y ahora él estaba encerrado en la oscuridad, mientras él se revolcaba en la cama con otro hombre

A medida que pasaban los segundos, su miedo iba aumentando cada vez más. Esa era la primera vez que se sentía tan ansioso por salir de la oficina, pues ya no podía soportar estar otro segundo en la oscuridad.

Entonces se cuestionó si Samuel iría a ayudarlo.

'Tal vez no venga', pensó Ruben. Ya era bastante tarde y, además, no compartían ningún tipo de relación más allá de lo que había sucedido aquella noche entre ellos...

Y gracias a esa experiencia que había tenido, estaba seguro de que las personas como Mangel y Samuel, en virtud de su estatus, podían tener a la mujer o hombre que quisieran sin llegar a preocuparse por las consecuencias. Simplemente podían olvidarse de sus aventuras sin mayor dificultad, algo que era muy distinto en su caso.

Poco a poco, Rubén se fue perdiendo en sus pensamientos, olvidando por completo la oscuridad y cayendo en un aletargamiento profundo. Sin saber por cuánto tiempo estuvo así, finalmente volvió en sí cuando escuchó a alguien llamarlo por su nombre: "¿Rubén?".

"Estoy aquí.", respondió el sin fuerzas, pensando que estaba alucinando

Poco después escuchó un fuerte golpe, y se dio cuenta de que provenía de alguien que había derribado la puerta desde afuera. En seguida levantó la cabeza con curiosidad y se frotó los ojos borrosos para recomponerse y ver mejor la figura del hombre que estaba junto a la puerta.

Todavía estaba demasiado oscuro para ver de quién se trataba, pero distinguía su porte serio y distante.

"¿Rubén?". La voz tranquilizadora era muy parecida a la que había escuchado hacía un rato al teléfono.

Los besos de SamuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora