Capítulo 25

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¿Has oído hablar del karma?


"Sr. Borja, se lo agradezco, pero tal vez no sea una buena idea...". Luego Rubius añadió con un tono prudente: "Si me lo permite, preferiría tener solo el anticipo de los cinco meses de salario".

"Por políticas de la empresa solo es posible proporcionar a los empleados hasta dos meses máximo de salario anticipado. Si hago una excepción contigo, los otros empleados pedirán lo mismo". Borja rechazó la solicitud de Rubén con firmeza y añadió: "Además, una vez que se termine tu salario anticipado no ganarías un solo centavo en los próximos cinco meses. Dada la delicada situación de tu padre, no creo que esté en las condiciones de poder esperar mucho tiempo".

"Señor Borja...", murmuró Rubius.

"Te prestaré el dinero que necesitas de mi cuenta personal. Después ya podrás ir abonando algo mensualmente", continuó. Borja apreciaba el talento de Rubén, por lo que estaba dispuesto a considerar su situación y a hacerle ese favor.

En ese momento Rubius se sintió un poco avergonzado, sin embargo, estaba de acuerdo con su sugerencia. Estaba agradecido por la consideración y generosidad de Borja, por lo que expresó su agradecimiento: "Gracias por ser tan amable conmigo, señor Borja trabajaré muy duro para pagar su generosidad".

Incluso después de colgar el teléfono la cabeza de Rubius continuaba divagando. En tan poco tiempo no solo había conseguido el dinero que necesitaba para el tratamiento de su padre, sino que también había encontrado un nuevo trabajo. Además, finalmente tenía la oportunidad de trabajar para su tan respetado ídolo.

A la mañana siguiente, Rubén se dirigió a la empresa LA para su primer día de trabajo; al entrar por la puerta de la compañía se quedó completamente asombrado.

Como sabía que la empresa estaba apenas estableciéndose esperaba encontrarse con una oficina recién decorada, sin embargo, lo que no se imaginaba era que la compañía tuviera solo dos empleados: él y Nieves, la asistente de Borja. Solo había tres personas en la empresa, incluyendo a Borja.

"Sr. Borja, ¿en dónde se encuentran mis demás compañeros?", preguntó Rubius tímidamente.

En ese momento Borja estaba sentado tranquilamente en su escritorio revolviendo con calma su café: "Nosotros tres somos los únicos", respondió.

Sus palabras lo dejaron anonadado.

Me pregunto si solo abrió esta compañía por diversión...', pensó Rubius.

"Nieves ha sido mi asistente durante muchos años y tú eres el primer empleado de esta compañía". Borja le lanzó una mirada a Rubén y dijo: "Deberías sentirte honrado por formar de nuestro equipo".

"Claro, es un honor pertenecer a esta compañía", asintió Rubius. Después preguntó: "Entonces, ¿cuáles serían mis actividades?".

"Todo, incluyendo la contratación de más empleados".

"¿Qué?". Rubén sacudió la cabeza y dijo "Me temo que no puedo con todo eso yo solo".

Rubén pensaba que Borja lo había contratado debido a su talento como diseñador, a pesar de que su talento no se comparaba con el de él. Además, no tenía experiencia en el área de recursos humanos. ¿Y si lo arruinaba?

Borja, sin embargo, estaba muy decidido: "Te estoy ofreciendo este trabajo con buena paga, para que te encuentres activo. Si no sabes cómo hacer el trabajo, intenta aprender y da lo mejor de ti".

Rubius asintió ante las palabras de aliento de Borja, como si repentinamente se hubiera llenado de más confianza y energía. "Eso haré señor Borja", respondió.

Los besos de SamuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora