Te enseñaré un par de cosas
Hay una poco de +18 leer bajo su responsabilidad
Rubén estaba empapado en sudor, como si acabara de salir del agua. Su ropa estaba toda mojada, provocando que su camiseta se pegara a su elegante cuerpo y esto acentuara sus delicadas curvas. Un tinte rosado apareció en sus mejillas, y la expresión somnolienta en su cara la hacía ver más deseable. No era la primera vez que Samuel lo veía así, de hecho, él tenía este aspecto cuando sucedió lo de aquella noche loca.
Al no poder mantener sus deseos bajo control, Samuel repentinamente atrajo de nuevo a Rubén hacia él y le dio un agresivo beso con la boca abierta.
El beso duró tanto tiempo que Rubius no recuperó el sentido hasta que terminó. Sin darse cuenta de lo que estaba pasando, dio un paso atrás, tratando de mantenerse alejado de Samuel.
"¿Por qué...? ¿Por qué me besaste?".
"El primer beso fue porque tú me lo pediste", Samuel se lamió los labios de una manera cautivadora, todavía saboreando lo que acababa de pasar: "Y el segundo beso fue para compensarme".
Después de todo, Rubén lo había mantenido en ese pequeño armario por mucho tiempo. Siendo un hombre que siempre obtenía lo que quería, evidentemente Samuel haría que Rubén le pagara con algo.
"Tú...", respondió agitado, Rubén se sonrojó, pero no pudo encontrar las palabras para responderle.
¿Era el tipo de persona que se doblegaría a sus deseos y complacería todos sus caprichos al instante?
Esta idea atormentaba a Rubén. Algo dentro de él estaba a punto de explotar, pero no pudo encontrar una manera de dejarlo salir.
"Será mejor que te vayas ahora!", Rubén se volteo y se limpió los labios con el dorso de la mano.
Su indiferencia provocó a Samuel, quien se inclinó y de repente lo agarró por la muñeca. Destellos de furia brillaban en sus ojos cuando dijo: "Rubén, será mejor que no me provoques a propósito".
Una repentina oleada de dolor lo abrumó cuando Samuel apretó su muñeca con más fuerza. Rubén frunció el ceño y miró al hombre, pero cuando sus ojos se encontraron con los de él, se encogió un poco: "Pero tú eres..."
"Tú eres quien una y otra vez se aprovecha de mí. ¿Cómo te atreves a decirme esas palabras como si fuera mi culpa?', pensó Rubén.
Aunque no se atrevió a preguntarle, levantó la cabeza y nuevamente volteó verlo fijamente, protestando en silencio
Los dos ojos se miraron el uno al otro, generando un rayo invisible que cruzó entre ellos, crepitando con electricidad.
Poco después, Samuel soltó la mano de Rubén, pero antes de que él pudiera hacer algo, él lo sujetó de la camisa y la acostó sobre su regazo.
"¿Qué estás haciendo?", desconcertado y confundido, Rubén intentó levantarse, pero pronto fue sometido por él. Entonces, Rubén sintió un azote en su trasero
El sonido del azote siguió una y otra vez. Era Samuel, quien le estaba disciplinando, para mostrar lo molesto que estaba con él.
De repente, Rubén se dio cuenta de lo que estaba sucediendo; su cara se sonrojó tanto que se veía como un tomate. Luchó desesperadamente, pero su esfuerzo fue en vano. Ahogado en una ola de humillación, grito: "Samuel, suéltame!", sin embargo, este último ignoró por completo las súplicas de Rubén con una expresión vacía en su rostro. En cambio, comenzó a azotarlo en el trasero más fuerte.
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Los besos de Samuel
Romance"Si pudieras pedir un deseo, ¿qué pedirías?". "Pediría que me amaras otra vez, Samuel... Pero esta vez, para siempre". En el pasado, él lo amó incondicionalmente, pero lo perdió cuando perdió la memoria. Rubén se quedó al borde del colapso cuando se...