Noche de oficina

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Apenas termino, escucho a Ji Eun aplaudir. Sudo y mi respiración está errática. Cada músculo en mi cuerpo duele, es un dolor placentero, de satisfacción debido a hacer lo que amo. Bailar.

—Vas muy bien. Jimin. Es todo por la clase de hoy. Ve a tomar un baño. Estaré donde siempre por si llega antes Yoongi—

—Gracias, Ji Eun. Iré lo más pronto posible—

Ella sale con calma, mientras yo sigo en el suelo intentando recuperar la respiración. Van algunas semanas del entrenamiento, me resulta tan emocionante, me llena el alma, y me hace feliz.

Me levanto, definitivamente quiero tomar un baño, mi cuerpo me lo pide, destensar cada músculo bajo el agua caliente y al final relajarme en la comodidad de mis prendas suaves y holgadas, calientitas y confortables. Luego ir a los brazos de mi señor, a casa, tomar una cena ligera y finalmente en sus brazos descansar. Sí, así es perfecto.

Mi cabello está húmedo bajo la capucha de la sudadera, muerdo las mangas de la misma y camino despacio. En ese lugar no está a quien más espero, solo Ji Eun concentrada en algún trabajo.

—¿No ha llegado el señor Min?—

—No, lindo. Tal vez tarde un poco. No te preocupes. Debe estar muy ocupado, está muy cerca un congreso muy importante al que siempre asiste. Debe estar vuelto loco con todas las preparaciones—

—Vaya... ¿Qué es un congreso?—

—Es solo una reunión. No te preocupes por ello—

—Ji Eun... ¿sabes cuál es el trabajo de mi señor? Es solo que siempre parece muy ocupado, y nunca sé qué es lo que está haciendo realmente—

Ella detiene todo, me dedica su tiempo, me dedica paciencia y una explicación. Me está viendo con una sonrisa.

—Tal vez sea mejor que tú le preguntes—

Con su lápiz señala detrás de mí. Y antes de voltear muevo mi naricita. Ahí está aquel aroma a madera y pino, entre el anís adictivo, aquel que pone de punta cada uno de mis nervios.

—Perdóname, pequeño—

—¡Mi señor!—

Corro a sus brazos, donde soy recibido con el cariño más puro. Me acaricia la cabeza y besa mi frente. Me sonríe cansado.

—Jimin, no podré ir a casa hoy—

—No— frunzo el ceño

—Perdón, cariño. No puedo, tengo que revisar un montón de actas, y permisos, además justo debo revisar la auditoría. Perdóname—

—No quiero ir a casa solo. Iré con usted, y me quedaré con usted—

—Pero Jimin, no podrás descansar bien en la oficina—

—Quiero estar con usted, por favor—

Veo que toma un respiro profundo, soba su frente y me sonríe con delicadeza. Ha aceptado que me quede con él. Yo estoy contento.

La noche en realidad está apunto de iluminar la oficina. Hay algunos tonos del atardecer que golpean el escritorio y la silla de mi señor, el viento apenas sopla por los ventanales, y en todos lados veo lo cargado de trabajo que está. Me siento decepcionado de ello, porque sé que no podré obtener ningún tipo de atención, y es peor porque empiezo a sentir que mi celo está por llegar.

Voy al lugar de siempre, bajo el escritorio a los pies de mi señor, allí donde puedo verle trabajar, donde admiro cada rasgo suyo. Y no es como otras veces, que el sueño me gana, es mi inquietud la que me tiene despierto, el cosquilleo en la punta de mis dedos, el calor en mi cuerpo, mi garganta sedienta.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora