Eres mío

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Las ganas de vomitar me despiertan, corro tan rápido que no sé si he lastimado al señor Min. Solo sé que estoy dejando en la taza de baño hasta el jugo gástrico, me duele el abdomen, me arde la garganta y estoy completamente asqueroso.

El señor Min aparece para preparar la tina, se lo agradezco. De pronto ya todo huele a regaliz y a jengibre, el agua es de un tono rojizo y hay mucha espuma alrededor.

—Seguro te ayuda a sentirte mejor, bonito, ahorita regreso—

Se gira para abrir la puerta y lo detengo.

—No... No se vaya, ¿puede quedarse y hacerme compañía? No quiero estar solo—

Asiente y me da el tiempo para que quite mis prendas y me acomode en la tina. El agua me ayuda por completo, ya no me siento ni mareado ni con ascos.

Al cabo de un rato me pongo a jugar con las burbujas que se han creado, soplo espuma y en realidad ya todo es un caos, el señor Min está lleno de ella.

—¿Te diviertes?—

Dice de una manera seria que no puedo tomar en serio. Me burlo de él y me sonríe con calidez.

—Señor Min... ¿Puede contarme de ella?—

Así le hago borrar aquel gesto por uno lleno de molestia.

—¿Por qué quieres saber de ella?—

Me hundo en el agua hasta la nariz.

—Solo quiero saber... Si... Sí usted...—

—¿Si yo qué?—

Su voz ha sido fría, dura.

—¿Cómo era con ella? ¿En qué punto la amaba? ¿La cuidaba? ¿La celaba? ¿Por qué no tuvieron hijos? ¿Qué solían hacer? ¿Qué no? ¿Ella sabía qué era su alma? ¿Qué era ella? ¿Cómo fue su boda? ¿También conoció el lugar en el bosque? ¿Ella podía entrar al núcleo? Esas cosas...—

Mi corazón late de tantas preguntas que he hecho y de lo importante que es una respuesta a ello, sé que está mal, pero realmente quiero saberlo.

Por unos momentos hay un silencio profundo, yo sigo escondido en el agua, jugando con la espuma sobre ella.

—Es hora de salir del agua, Jimin—

Me deja la toalla sobre el retrete antes de salir. Hundo completamente mi cabeza en aquel líquido rojo, abro los ojos. Bajo el agua mis lágrimas resplandecen e iluminan la habitación de aquel carmín.

Hago mi rutina de siempre al vestirme y arreglarme, pero en vez de ropa, elijo la pijama de dinosaurio que el señor Min me compró, es lo más cómodo y cálido que tengo.

El departamento ya huele a comida recién hecha, gachas de arroz. Me acerco con timidez a la cocina donde el señor Min ya me está sirviendo un plato.

—Perdón—

Bajo la cabeza y revuelvo la comida de mi plato, siento que él está molesto, tal vez lo está y por eso se me hace correcto decir aquellas palabras.

—No vuelvas a decirlo—

Está serio, su voz es fuerte y firme. Me da miedo, termino llorando.

—Perdóneme—

Tallo mis ojitos para detenerme pero no puedo.

—No llores... Ah~ es que...—

—Está molesto conmigo por haberle preguntado esas cosas... Lo sien...—

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora