Pacto

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Hemos tenido reuniones fuera de la empresa en las últimas horas. Veo el reloj y ya son las cinco. Suspiro y limpio el sudor de mi frente. Hoseok me acerca un pañuelo que sin duda tomo.

—Son las cosas pendientes por hoy. Pero he dejado en el cajón los documentos contables para su aprobación. Y no olvides la cena con el señor Song—

Tomo el celular y marco los pendientes que ya están realizados, a mi agenda anoto los que han surgido. El sonido del elevador nos da aviso y bajamos en dirección a mi oficina.

A tan solo unos metros ya sé que está ahí. La sangre hierve en mi cuerpo y tanto Hoseok como yo corremos. De un golpe abro la puerta

—¿Qué haces aquí?—

La molestia en mi voz es notoria. Ella está sobre mi escritorio, tan arreglada como siempre, con esa sonrisa engañosa.

—Vine a visitar a mi esposo—

—Estamos divorciados—

—Averiguaré quién la dejó entrar— dice Hoseok ya saliendo

—No es necesario dulzura. Nadie sabrá, sabes que les manipulé la memoria, ¿no?—

Aprieto la mandíbula con fuerza. Es una zorra, literalmente. Su alma es la de un zorro, engañoso y hábil, astuto y manipulador.

—Por cierto... ¿quién es el niño bajo el escritorio?—

Así logro que mi mirada se torne gris y resplandezca de rojo. Siento miedo, no por ella hacia mí, sino por lo que pudo o pudiera hacerle a Jimin.

—Nadie que te importe—

—Pero a ti sí. Jamás te había visto tan alterado, Yoongi. Y justo ahora, está tan descontrolada tu alma que poco me falta para poder saber lo que es—

—Hoseok, quiero que... No, ordeno que ella salga de aquí ya—

Se baja del escritorio y abre los ojos donde finge sorpresa, sé que lo hace para molestarme.

—Tranquilo, ya me voy. Bueno, ya nos vamos—

La veo con desprecio.

—¿Nos?—

—Sí, tú y yo—

Suelto una risa burlona.

—Yo no voy contigo a ninguna parte—

—Tendrás que hacerlo, aunque no quieras. Debo llevarte con mi señor—

Veo a Jimin a gatas tras el escritorio, tiene miedo, lo sé por sus ojos, pintados del color que le corresponde. El pequeño está ahí sin salir, sin saber qué hacer.

—Tampoco es que pueda ir contigo a donde quieras. Estoy ocupado—

—Siempre lo estuviste—

Empuño las manos y aprieto la mandíbula. No quiero que hable siquiera un poco de la relación que llegamos a tener.

—Ya vete, por favor—

—Te dije que vendrás conmigo. El señor Song decidió que la cena será en su casa. Mi señor quiere ofrecerle la mejor atención y que pueda sentirse en casa con él—

La sangre me hierve, no comprendo el cinismo de ambos y tampoco sé por qué me obligo a seguir en contacto con aquella persona.

—Bien. Dame unos minutos y salgo—

—En recepción estará esperando el carro—

Camina con ese contoneo que desprecio, como si fuera dueña del lugar. Hoseok cierra tan pronto sale. Y yo corro a donde Jimin se encuentra.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora