El aire está pesado, cargado de un asqueroso olor a tabaco, mezclado con la pestilencia de la carne putrefacta. Nada ahí tiene los aromas naturales. Ahí nadie puede oler nada. Es un lugar que apesta a la misma perdición de las almas.
Camino sin rumbo. Camino sin saber a dónde iré. Solo quiero perderme y que nadie me encuentre. Y es por eso que seguro he ido a ese lugar. Arrastro los pies sin querer nada más. Me siento despojado de mí.
Caigo entre una pila de aluminio. Ya siento que la sangre corre por mis manos, corre por mi pálida piel hasta chocar con el piso. Me he hecho daño pero poco me importa. Estoy completamente seguro de que nada me hará recuperar los deseos de vivir.
Veo cómo pasan y me olfatean. Incluso entre ese montón de basura, en ese fétido ambiente, logran distinguir mi olor. No tardan en correr despavoridos. Mi alma les genera aquel miedo, y he de admitir cuánto la odio yo mismo, les comprendo.
Siento que el oxígeno me falta. Los recuerdos llegan a mi mente, los problemas, las peleas, ella. Su rostro sonriente aparece frente a mí para transformarse en una burla, y de pronto en un arma que acuchilla mi corazón. Ya no queda más de ese cariño.
Hay un tintineo, un suave tintineo, como dos campanitas chocando, la una contra la otra. Tan delicado, tan armonioso. Como si no fuera perteneciente al lugar en el que me encuentro.
"Tirín, tin"
Agudizo mi oído. Es fuerte pero nadie más lo escucha. Es un sonido dedicado a mí.
"Tin, tirín"
Alerta. Así estoy y ni sé por qué. Solo sé que mi instinto me ha hecho seguir aquel sonido que provoca en mí un cosquilleo. Una sensación de bienestar.
Ando bajo mis instintos. No puedo evitarlo. Mi mirada seguro se torna oscura y de tintes rojizos. Las venas sobresalen de mi piel, se muestran como efecto de mi sistema alterado. Y siento que entierro mis colmillos en mis labios. Algo me perturba por completo. Aunque no me causa la sensación de ser algo malo.
"Tirín"
Giro y ahí lo veo. Entre una pila de cajas, todas apiladas en aquel pasillo oscuro. Es un castillo de cartón. O así luce en aquel callejón oscuro y sombrío. Él es realmente sorprendente.
Me acerco. El olor de todo aquel asqueroso lugar se torna diferente. Pero sé que sólo soy yo quien así lo percibe. Solo soy yo quien huele a aquel omega.
Y veo que él también lo hace, me olfatea. Ha sacado su cabecita por alguna de las esquinas del castillo de cartón.
Sus ojitos son azules, pero no un azul común. Sus ojos brillan cual luz. Me ven expectantes, sin miedo. Su cabello es rubio, casi blanco. Tiene una naricilla pequeña y que veo, se mueve para olfatearme. Sus labios, rosas, de un rosa indescriptible y tan bonitos como sus manitas que se agarran firme a la orilla de cartón por donde se escondía.
Me acerco temeroso. Curioso que yo esté así y aquella criaturita no. Me pongo a su nivel cuando he llegado a una distancia de metro y medio a él.
Me pestañea. Estira su mano. Y yo por inercia hago lo mismo. Una vez que nos encontramos a centímetros. Retrocede con miedo.
—Usted no parece estar bien, señor Min—
Me dice y yo le veo curioso. Sus ojos brillan aún más. Parecen dos luceros.
—Lleva días sin dar señales de vida. Siente que su vida ha terminado. Y de seguir así lo será. Su mente es un caos pensando en lo que no hizo bien. Amar no es un error. Confiar tampoco. Ella fue quien le traicionó—
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Azul Iridiscente // yoonmin
FanfictionMin Yoongi está en la cuerda floja de su vida. Nada tiene sentido, su vida ya no vale nada. Perdido vaga por aquel fétido lugar lleno de perdición, donde nadie jamás lo encontraría. Así un olor y un campaneo lo hacen ir a donde aquella pequeña cria...