Fiesta de disfraces

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Namjoon es un desastre, parece derrotado, cansado y angustiado. Las decoraciones no le están quedando como lo planea, o en realidad como Jin lo ha planeado.

—Namjoon, explícame porqué hay que poner estos papeles en el techo—

—¡No lo sé! ¡Ya mátame!—

—Jamás entenderé a Jin, sinceramente jamás lo entenderé, ¿qué necesidad hay de colgar papelitos de colores en el techo? ¿para qué? Basta de problemas, yo termino con esto, Namjoon, ve a terminar de poner las protecciones a la casa—

—¡Gracias al cielo!—

Los pequeños zorros que pertenecen a mi alma salen para hacer las cosas más sencillas. Son hábiles, por lo que poner aquellos papeles de colores colgando de las pareces y del techo es una tarea fácil. Incluso aquellos zorritos de mi alma lucen divertidos y juguetones.

Acomodo la mesa con aquel mantel rosa pastel que Jin seguro ha elegido y tan pronto lo hago los empleados traen las charolas con comida. Dulces y salados, roles de canela y canapés de queso fino, tostadas de azúcar y kimbaps de colores, todo en porciones pequeñas, delicadamente decorados y con aromas exquisitos. Solo eso amo de Jin, su habilidad para cocinar.

—Nam, ¿dónde carajos está Hoseok?—

—Fue a casa de Taehyung—

—¿Sigue preocupado?—

—Debes comprenderlo, su amado está en peligro—

—Cállense que no es mi amado—

Hoseok aparece como si nada, de la nada, a mitad del salón que será recinto de nuestra reunión.

—Olvidaba que tienes una increíble habilidad de teletransportación—

Digo aún asustado de su repentina aparición, pero al instante que lo veo suelto una carcajada. Taehyung ha cobrado venganza.

—¿De qué te ríes?—

—¡Eres un puto enano! ¡Taehyung te la ha regresado!—

Con cara de insatisfacción toma de los extremos su pantalón holgado, mueve sus pies con enormes zapatos de felpa y al final hace una mueca.

—No es tan malo, es sumamente cómodo—

—¡Traes chapas rojas! ¡A kilómetros se notan!—

Sigo riendo, se ve completamente ridículo, de siempre usar trajes caros, impecables zapatos y corbatas simples, verlo en colores chillones e infantiles, luce de más chistoso.

—¡Ya verás Min Yoongi!—

Se me acerca con aquellas ganas de ahorcarme y yo sin intención le alejo, mis carcajadas no paran y verlo con su gesto de molestia las aumenta, nada parece detenerme. Nada, excepto la imagen que aparece frente a mí.

Sus pies se ven pequeños en sus botitas negras de piel, sus piernas en aquellas medias negras se ajustan perfecto, aquel short de mezclilla apenas sobresaliendo de la capa amarilla que le cubre la parte superior del cuerpo.

Me siento desenfrenado al verlo, mis instintos me quieren controlar, los de alfa, los que a la naturaleza competen, me siento irracional.

Jimin tiene las mejillas rojas, luce tímido. De su cabello rubio sobresalen unas orejas de zorro y cuando baja las escaleras veo una cola del mismo tipo. Me siento hipnotizado, completamente, quiero saltar sobre él y que sea mío, en ese momento.

—¿Le gusta mi señor?—

No contesto, solo le doy la mano para que baje los últimos escalones de mármol blanco.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora