La creación

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Es su aroma el que me despierta, el de las moras salvajes del bosque y la tierra mojada, el dulzor del agua y su empalagoso, pero delicioso, olor a flores. Abro los ojos, está sobre mi pecho. Sus manos se posan en mi piel y sus labios entreabiertos, abultados y rosas rozan mi cuerpo. Perfecto.

—Buenos días, mi pequeño Jiminnie

Se queja silenciosamente. Gime delicadamente. Y lentamente despierta. La luz apenas traspasa las cortinas, es temprano aún.

—¿Descansaste bien?—

Asiente, se mueve, está acomodándose, acercándose a mí, para acurrucarse más en mi cuerpo que le brinda calor.

—¿Qué quieres desayunar?—

Mi señor Yoongi~ ¿cuándo seré suficientemente grande para que me posea sexualmente?—

Empiezo a toser de lo repentino que ha sido. Me acomodo en la cama. E incluso tengo que tomar un poco de agua.

—¿Por qué me preguntas tan espontáneamente esas cosas?—

—Usted dijo que debo comprenderlas, pero si no sé, ¿cómo las comprendo?—

Jimin se acomoda sobre mis piernas, ya estoy sentado, recargado en la cabecera. Sus manitas juegan con sus labios, y yo tengo que resistirme.

—No es como que exista una edad o un tiempo en especial. Solo cuando te sientas preparado—

—Estoy preparado—

—No, no lo estás—

Desganado se deja caer sobre mí, es agradable sentirle tan cerca, su contacto físico, sus manitas buscando mi piel sobre mi pecho, trazando figuras.

—¿Por qué con Taehyung sí y conmigo no?—

Me habla rezongando, ya frunzo el ceño y le acomodo para verle, quiero que me comprenda.

—Taehyung sabía lo que hacía, lo que hicimos. Comprendía la situación, lo que pasaría. No uses esto, por favor—

—Perdón—

—Vamos a desayunar. Hoy saldremos, así que ve a bañarte y usa la ropita más bonita que tengas, ¿sí?—

Sale brincando, está emocionado, lo sé porque empieza a tararear cancioncitas, se mueve de lado a lado de la habitación preparando el outfit que gusta y los accesorios, así como acomoda los productos que usa para su piel.

Es el museo de historia. Ahí vamos. Y si es pregunta, sí lo he rentado unas horas para que nadie interrumpa, para que nadie le haga daño a Jimin y para guardar mi confidencialidad. Es un lugar amplio, con una estructura extravagante, repleta de vidrio y metal, algunas enredaderas, bancas de madera, y un árbol al centro, elemento de lo más importante.

—¡Es enorme!—

—Y es el centro de nuestra existencia—

Corre a él, sé que este tipo de cosas le llaman, por su vínculo con la naturaleza, la vida misma. Ya está admirándolo, brindando su respeto.

Veo su mano que quiere tocar el grueso tronco y sin poder evitarlo ya lo hace. El miedo me invade porque es un elemento sagrado creado por los Ancestrales, los cinco en conjunto, y prohibido es tocarle.

Su risa me confunde, el árbol iluminado me deja sin palabras, y a medida que lo reflexiono, me asombro y todo se hace lógico.

—¡Mi señor Yoongi! Está saludando—

Me invita a acercarme, me llama y brinca, yo estoy inmóvil ante lo que veo y ante lo poderosa, o más bien sagrada y pura que es el alma de Jimin.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora