Ropa nueva

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El restaurante luce bonito, elegante y vacío. Me extraña, pero no pregunto al respecto. Veo el menú y simplemente no comprendo lo que es todo aquello, suena rimbombante, extravagante y caro. Sobre todo.

—Pide lo que gustes, pequeño—

El problemita es que no sé ni qué es cada cosa y no es que sea especial con la comida, pero al menos quiero saber lo que como.

—Buenas noches, ¿puedo tomar su orden?—

—Claro señorita. El número tres del menú de cortes, término medio por favor, ¿para ti, pequeño?—

Me muerdo el labio. No sé, no sé.

—Lo mismo—

Ambos, tanto el señor Min como la señorita me ven extrañados. Yo sonrío nervioso.

—Una copa de vino tinto Merlot del 87 y para el jovencito... ¿qué gustas Jimin?—

—¿Tienen jugo de fresas?— digo apenado

—Jugo de fresas, por favor—

—En unos minutos su orden estará lista—

Retiran las cartas y el silencio en la mesa me pone aún más nervioso. El restaurante está invadido por un ambiente de lo más romántico, con velas como centros, mesas de dos, flores y enredaderas en las paredes, además de música, de lo más bonita, proveniente de un piano.

Escucho y veo al señor que toca el instrumento negro. Me pregunto cómo le hace para que suene de tal manera. Al poco rato siento la mirada del señor Min en mí. Tiene el ceño fruncido, se ve ligeramente cómico.

—Toca de manera tan bonita que me es inevitable verlo— señalo

—Jimin... Tengo muchas dudas a cerca de ti—

Regreso mi atención al mayor, porque yo sé bien que es más grande que yo.

—¿Qué le causa curiosidad?— digo amable

—Me pregunto si ya habías leído y escuchado de mí y por eso me hiciste encontrarte. También, por qué no me tuviste miedo, y por qué sigues sin tenerme miedo—

—No sabía de usted y no le tengo miedo porque puedo ver muchas cosas que nadie más—

—¿A qué te refieres?—

Tomo una de las flores de la enredadera que se enrosca en la columna de al lado mío. La observo y sonrío al ver lo bella que es.

—Esta pequeña flor nos ha visto sólo a nosotros, y solo hará eso, su vida solo le alcanzó para ello. Pero, su capullo, ha visto más de lo que nosotros. Y su futuro después de la muerte seguirá en pie siendo testigo de más cosas—

—¿De qué hablas pequeño?—

Dejo la flor sobre el mantel blanco y alzó tres de mis dedos.

—Pasado, presente y futuro, así como el sentimiento que cada uno conlleva. Es eso lo que puedo hacer—

Me ve con aquellos ojos negros llenos de preguntas.

—No he leído nada sobre usted, más que de usted mismo. No lo busqué, usted me encontró porque estaba destinado en alguno de sus futuros. Usted mismo eligió vivir, yo solo le hice ver sus recuerdos—

Tomo en mis manos la flor y poco a poco se va marchitando. La veo con la mirada lila que representa mi tristeza y con cuidado la coloco en la tierra de alguna de las macetas.

—¿Me estás diciendo que ves el pasado, el presente y el futuro?—

Asiento. Un pequeño brote sale de la tierra, justo donde la flor murió.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora