Un poco enfermo

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La oscura habitación me resulta infinita. No hay ni rastro de luz, y de pronto me siento abrumado. Me acomodo a la orilla de la cama y a lo lejos escucho un murmullo de Jimin. Estoy mareado y sigo sin poder ver cosa alguna. Pido a mi alma se muestre en sus fragmentos, que me den algo de luz mientras me levanto por un poco de agua. Las piernas me tiemblan, y siento que camino por piedras que me hacen sangrar. Voy lento, como si en cualquier momento pudiera caer al abismo.

—Amor, ¿estás bien?— escucho muy a lo lejos de su tierna voz dormilona

—Sí, duerme cariño, solo voy por...—

Me desplomo en el suelo, no logro conectarme con mi cuerpo, mi alma está dispersa, y aunque lo intente no puedo hablar.

—¡Yoongi!—

No sé con certeza qué sucede, escucho su voz desesperada y siento sus manos en mi rostro buscándome la mirada.

—¡Namjoon—

Grita al no saber qué hacer. Los pisotones retumban en el suelo, uno, dos, Namjoon, Jin. Vienen en segundos, corren. Se agachan a mi cuerpo y con cuidado inspeccionan la situación.

—¿Qué pasó, Jimin?—

Explica entre lágrimas mi pequeño, puedo sentir su desesperación y a lo lejos escucharlo. Pronto quiero cerrar los ojos y dejar de preocuparme.

—Okey, okey, debemos calmarnos—

Entre conmoción, cedo ante la situación, cierro con ojos. Estaré bien, solo necesito dormir un poco, y eso es todo. Así que cierro mis ojos, no me importa qué esté sucediendo, ya no sé de qué hablan, ni les escucho, menos les veo, solo cierro los ojos.

Pero, no encuentro mucha paz, en mi mente revolotean miles de cosas, preocupaciones, felicidad, amor, miedo, odio. Pasan cientos de pensamientos, escenarios hermosos, escenarios horribles, la boda, la investigación, Song, él y más tormentos.

He llegado a este punto, sin saber cómo, ni entender cuándo, solo estoy cansado, repleto de trabajo, de noticias difíciles, con mi alma corriendo sin parar, y mi magia, mi poder, al borde de quebrarse por tanto, porque me obligo a mantenerme siempre en el límite de perderme, de consumirme mientras busco protegerles.

Incluso siento el frío bajo mi piel, helado, y mi cabeza arde en llamas, como el dolor de cuchillas. Pero la habitación sigue oscura y los murmullos a mi alrededor son tan conocidos que me calman.

—¿Seguro que va a estar bien, Hosoek?—

—Sí, Jimin, sí. Está enfermo por ser tan testarudo—

Unos pies calmos se acercan.

—Ya reforcé las protecciones. Sé que me escuchas Min Yoongi— es Jin —Namjoon va a poner más protecciones, quita las tuyas para que te recuperes pronto y bien— suena enfadado

—¿Seguro que está bien?— repite mi pequeño

—Estoy bien, cariño— susurro como puedo y al segundo ya lo tengo sobre mí, abrazando mi cuerpo con calidez, entre lágrimas iridiscentes que me hacen sonreír un poco

—Mi señor— susurra

—Estoy bien— digo en un intento por levantarme, mi pequeño no me deja

—¿Cómo vas a estar bien?— ríe Hoseok burlón —No puedes ni moverte—

Simplemente me contengo, no sirve pelear y me resigno a quedarme acostado. Gruño de insatisfacción, pero sonrió al ver que mi pequeño se acomoda a mi lado buscando protegerse, protegerme realmente.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora