El salón está repleto. De gente elegante, riendo finamente, sosteniendo alguna copa entre los dedos, bebiendo líquido burbujeante entre tonos rosas, y ocasionalmente tomando bocadillos de las charolas que cargan algunos meseros.
El bullicio está apaciguado por música, tal vez de alguna manera elegante, sin dejar de ser única y armoniosa, ni bien es extraordinaria. Estoy pegado al señor Min, quien luce muy natural en el ambiente, no hablo en realidad a pesar de las miles de preguntas que me hacen, no quiero hablar porque me pone nervioso.
—¿Todo bien, pequeño?—
Se acerca a susurrar a mi oído y aunque quiera decir que nos vayamos, disfrazo una sonrisa para decir que las cosas están de maravilla. Como si no sintiera las miradas de cada alfa en la habitación, como si no sintiera aquella lujuria en el ambiente, porque se han cruzado miradas a la mía, y me revelan lo que quisieran hacerme, me dicen toda clase de historias, envidia, incluso posesividad. Pero sé que debo soportar un poco, solo un poco.
—¡Joven Min!—
Escucho de un simpático muchacho. Camina recto, perfecto. Pero todo él es una controversia. Incluso dudo a lo que su alma pertenece, porque nada en él luce con sentido.
—Buenas noches, JaeHwan—
—Tú siempre tan correcto, vamos hombre—
—Sabes que así soy—
Se dan un saludo amistoso, un abrazo que logra que mi señor me suelte y yo quede a la deriva de todo. Me controlo, no quiero armar un drama.
—Gracias por venir, ¿cómo estuvo su lugar? ¿cómo les atendieron?—
—Bien, gracias. Todo maravilloso. Y sinceramente la película es buenísima, seguro entras a premiaciones para ganarlas—
—Que halago, Min. No hablemos de ello, esto es para celebrar y agradecer, dejemos por otra parte mi trabajo. Mejor cuéntamelo—
—¿Qué?— dice mientras yo ya sé qué quiere porque me está viendo
—Tu pareja—
—¡Oh! Te refieres a él— me señala —Nada especial que contar—
Ellos ríen y yo siento cómo mi cuerpo quema de coraje. Y no sé si es la manera en que el resto me está viendo o aquellas palabras.
—Vamos Min, si todos vemos que es una hermosura. Sabes que cualquiera de aquí está babeando por él. Es el centro de las conversaciones. Se preguntan esto o aquello, que no está marcado, que sería sencillo acercarse si no fuera por ti—
No quiero escuchar. Quiero irme.
—Señor Min, iré al baño, con permiso—
Hablo con una formalidad escéptica, como si fuera un extraño, o bien como si le debiera el respeto de no ser cercanos.
—Por el pasillo a la izquierda, lindo—
Me dice aquel hombre, y luego de agradecer apresuro mis pasos. Necesito agua, sí, necesito aclarar mis ideas, y dejar ir algunos pensamientos. Necesito alejarme de las miradas, y necesito a Yoongi, de tantas maneras que me falta la respiración.
Me veo al espejo. Estoy a punto de llorar. Pero no quiero arruinar el maquillaje. Respiro para calmarme, pero la puerta azotarse solo me altera más. Y la mirada llena de odio del señor Min no ayuda ni un poco.
—¡¿Cómo que "Señor Min"?!—
—Yo...—
—¡Jimin! ¡Allá están viéndote con tanta... con tanta... Agh! ¡Y yo no puedo hacer nada! ¡Si dices simplemente "señor Min" es como si lo que hice ante la prensa no tuviera sentido!—
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Azul Iridiscente // yoonmin
FanfictionMin Yoongi está en la cuerda floja de su vida. Nada tiene sentido, su vida ya no vale nada. Perdido vaga por aquel fétido lugar lleno de perdición, donde nadie jamás lo encontraría. Así un olor y un campaneo lo hacen ir a donde aquella pequeña cria...