Ambos estamos nerviosos. Tomados de la mano movemos los pies con ansiedad. Mi señor ha pedido un carro que nos lleve, porque manejar en el estado angustioso en el que estamos no es buena opción. Apenas vemos la rejilla negra que pinta la mansión de Taehyung corremos, aún con las manos entrelazadas. Tememos cualquier cosa.
Todo es un caos. La seguridad de mi elfo amigo está como loca, buscan el menor rastro de peligro. La servidumbre afligida parece limpiar el rastro de desastre que ni tiempo le dedico a ver. Solo vamos escaleras arriba en donde sabemos está él.
Al abrir la puerta la penumbra me aterra. Alumbran en el espeso aire velas rojas, luz azulada desprende la flama, y ceniza de luna oscura flota quemando cualquier embrujo.
—¡Por fin llegaste, Yoongi!—
Hoseok habla alarmado. En su rostro veo un tenue rastro de lágrimas, es tan vano que solo yo podría notarlo.
—¡¿Qué carajos hizo Taehyung?!—
Mi señor ya se acerca al cuerpo inerte sobre la runa de protección. Toma su rostro, y apenas descubre aquel rasguño en su mejilla, busca saber todo.
—Sabes que lo protejo, Yoongi. Así que al instante vine. Solo que no pude ayudar. Taehyung corrió al inconsciente de su alma, para ponerse a salvo, pero dejó un conjuro oscuro para protegerse y deshacerse del maldito, lo consiguió, solo pudo hacerle ese rasguño de ceniza infernal. Nada grave. El problema es que solo tú puedes entrar a su mente y traerlo de vuelta—
—Namjoon necesito una de tus pociones para calmarle cuando regrese y también algo para deshacernos del rasguño—
Escucho y en realidad no lo comprendo. No reacciono, me siento helado de ver a Tae sin alma en su cuerpo, como un recipiente hermoso, como un sello de protección a quien en realidad es.
Un fuego verde resplandece en la habitación, el alma de mi señor se muestra físicamente en su cuerpo y aquellos zorros que le pertenecen brincotean por todo el lugar. Incluso aquel fragmento suyo que tengo, busca a su dueño, sale de mi alma y se acerca a la fría piel de mi amigo. Todos lucen inquietos, llenos de terror, pero intentando no perder el control.
Es increíble el poder que carga mi señor. Es tan especial, tan peligroso, frágil, parece una delgada línea entre la cordura y el caos. Ahí le observo, su rostro luce cual feroz animal, con aquellos ojos plateados iluminados por el fuego, sus garras sosteniendo aquel cuerpo inerte, y las runas de sus colas brillando con intensidad.
Nadie hace un solo ruido, tampoco nadie sabe qué sucede, hay un silencio abrupto, la oscuridad es cada vez más densa a pesar del ardor intenso de las velas a nuestro alrededor.
—Taehyung soy yo, Gigi—
La voz de Yoongi suena dulce, le habla a Taehyung y yo sé que no debería, pero me siento celoso. Y es que no es la voz con la que siempre le escucho, no es como me habla a mí, menos a alguien más, es única, dedicada a ese elfo.
—¿Gigi?—
Al fin Taehyung reacciona, está pálido con ojeras bien marcadas bajo los ojos, demacrado. Respira con dificultad y se abraza a mi señor, llora en sus hombros, se aferra a él con cariño. No puedo evitar sentir cómo los celos burbujean bajo mi piel.
—Sí, Tae, soy Gigi. Calma, ya todo está bien—
—Toma Yoongi, es un poco de nebulosa oscura. Le ayudará a Taehyung—
—Gracias Nam. Hoseok, trae algo para taparlo. Está helado. Y Jin, ¿hay alguna maldición adherida?—
—Nada Yoongi. Los conjuros que hizo Tae funcionaron bien, ¡gracias al Gran Pentagrama de Satán!—
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Azul Iridiscente // yoonmin
FanfictionMin Yoongi está en la cuerda floja de su vida. Nada tiene sentido, su vida ya no vale nada. Perdido vaga por aquel fétido lugar lleno de perdición, donde nadie jamás lo encontraría. Así un olor y un campaneo lo hacen ir a donde aquella pequeña cria...