Azul Iridiscente // yoonmin

El Cascanueces

no me gusta hacer esto, pero...

https://open.spotify.com/playlist/1bQi9BMabiyYlKvySbpycO?si=KumYgFyeRTCcL_XypAQxZw

(no recuerdo si se pueden abrir links :v igual estará en la descripción de la historia y en mi tablero :3)

decidí que haré la playlist para esta historia jiji~

por ahorita solo tengo lo que me gustaría que escuchara con este capítulo, ahora sí le dejo leer, le amo

★·.·'¯'·.·★ double♡min ★·.·'¯'·.·★

Estoy completamente arreglado, viéndome frente al espejo de la habitación. Paso por mis labios el gloss rosa pastel con diamantina. Cierro y abro mi boca para volver homogéneo el color. Me veo satisfecho en el espejo. Era el último detalle, la cereza del pastel.

—¿Ya cariño?—

Se asoma mi señor. Me encanta cómo luce con su traje negro, con algunos encajes y botones plateados.

—Yape, ¿cómo me veo?—

Está perplejo. Me admira una y otra vez, cada detalle le encanta, lo sé por su sonrisa, una ladina, llena de lujuria, y a la vez veo en sus ojos su prudencia, su mente que le dice contener sus impulsos.

—Ji Eun realmente sabe elegir ropa—

Y es que ella fue quien eligió nuestros atuendos. Como regalo e invitación. Incluso agregó el maquillaje adecuado.

—Vámonos antes de que se nos haga tarde—

Acomodo por última vez mi cabello frente al espejo y admiro mi ropa. Una camisa blanca de tela muy fina resbalando por mis hombros, un pantalón que se faja a la cintura y hace contraste de color, es completamente simple. Pero la prenda principal es lo que resalta y hace todo fantástico, un abrigo de fibras sintéticas que asimilan el pelaje de un gatito, en un color rosa pastel. Y claro, no podía faltar una pieza de joyería en mi cuello, llena de piedras brillantes. Adoro cómo me veo.

Es de noche, hay copos cayendo tras las ventanas del carro lleno de lujos. Las luces anuncian la festividad invernal, todo parece regocijado de alegría y ostentosidad, entre cascabeles y telas finas, moños y algo de encaje. Incluso el pavimento parece terciopelo blanco.

El auto se detiene. El chofer baja y me muevo nervioso, estoy impaciente. Una brisa helada entra por la puerta de la que baja mi señor. Me extiende la mano con delicadeza y la tomo para seguirle.

Frente a mí un edificio impresionante se muestra. Lleno de detalles dorados. Una alfombra púrpura que nos guía a la entrada. Ornamentos llenos de rizos, entre querubines, entre ramas de metal de oro. Zafiros en los ojos de los ángeles. Cuarzo en el cabello de las ninfas. Incluso un demonio, aquel que vela el viento calmo, tallado en piedra, como fuente tras la escalinata, al centro.

Estoy fascinado, mas angustiado. La belleza del lugar es inquietante. Derrama chispas sublimes entre la estremecedora bruma. Se cuenta solo el edificio, es único y respetable, hay noble arte y quienes lo presencian le aprecian, le adoran, le veneran.

La entrada nos recibe con la más gustosa y refinada bienvenida, parece que ni la invitación nos han pedido, mas mi señor me hace entregarles el sobre rimbombante y elegante. Nos encaminan, como escoltados, a la entrada del palco en el cual hemos sido honorados. Nos ofrecen la sutileza de cualquier servicio, nos explican cada protocolo de seguridad y al final nos dan la privacidad exclusiva de nosotros.