Primer beso

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Buscando llegamos a una tienda con miles de cosas, dulces, juguetes, peluches, hay de todo, realmente todo. Aplaudo emocionado a la entrada. La mitad de la tienda pinta Halloween y la otra Navidad, es emocionante. Doy brinquitos hacia lo que nos interesa, regalos para los empleados. Sí, sí.

—Señor Min, ¿pensó en algo?—

—Me gusta la idea de los dulces—

Veo las máscaras llenas de sangre falsa, son payasos y brujas, me parecen de lo más cómicas. No es que den miedo, y la gente las usa simplemente por diversión. Recorro el látex frío y rígido con mis dedos hasta los antifaces. Tomo uno, es de un zorro. Sin dudarlo me lo pongo.

—¿Cómo me veo?—

Se ríe, tan adorable que es el señor Min, cuando simplemente deja aquel rostro frío que generalmente tiene. Ya me ve a los ojos y niega con la cabeza.

—Ya soy como usted—

Me toma de la cintura, me acerca a él, yo arrugó la nariz. Es que mi corazón se acelera, late como loco, sin control, me deja sin respirar.

—No necesitas ser como yo—

Toma el antifaz y lo pone en su lugar, no me suelta, su mano me sostiene con fuerza.

—Señor Min, hay que seguir buscando—

Le escondo la mirada, avergonzado de que vea mis mejillas rojas o mis ojos grises por la cercanía. Y logro escapar de sus brazos, así continuo de brinco en brinco por el lugar.

Juego con las escarchas color naranja, con curiosidad me acerco a cada decoración, con algunas rio, con otras corro espantado por el sonido que hacen, o simplemente porque saltan de manera inesperada. Todo es nuevo, increíble, lleno de colores oscuros y brillantes, que hacen combinaciones únicas, que reflejan la sensación de la época.

—¡Señor Min! ¡Lo encontré, lo encontré! Debe ser esto—

Con la mano le llamo. Muevo mis pies emocionado sobre el piso. Casi grito de la emoción.

—¿Eso?—

—¡Sí!—

—Jimin, con eso vas a espantarlos—

—Es casi Halloween, será divertido—

—Si tú lo dices—

Alza los hombros. Realmente no parece interesarle qué sea el regalo a los empleados siempre y cuando pueda ser útil o comestible y eso cumple ambas funciones.

—¿Señor Min?—

Me ve.

—¿Puedo decorar? Me gustan los adornos—

Enredo mis deditos, bajo la vista y muevo mi pie derecho, sobre la punta, de lado a lado.

—No es necesario que lo hagas, en general no decoro porque me la paso ocupado y nunca nadie ha pensado en hacerlo...—

—Por favorcito—

—Está bien. Compra lo que quieras—

—¡Yei!—

El señor Min ha llamado a algunos empleados para que nos ayuden. Las cajas pesan un poco y me siento mal por quienes deben cargarlas, pero tampoco se quejan.

—Tal vez yo pueda ayudar—

Digo triste. Todos me han escuchado y me ven con ternura. El señor Min simplemente toma mi mano y me encamina con él.

Probablemente es la primera vez que recorro el edificio de la empresa, y es emocionante porque es enorme. Entre áreas amplias llenas de enredaderas y árboles aromáticos, pasillos con barandales de vidrio y algunas pinturas que pintan simplemente la mente de cada individuo, llegamos al primer destino. Ahí un grupo de mujeres parecen muy ocupadas en sus escritorios, teclean y contestan llamadas, parecen llenas de trabajo y siento que el miedo a ser un estorbo se apodera de mí.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora