Cabello rosa

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Escucho su voz, grave y rasposa, como un cálido ronroneo en la mañana. Me enredo bajo la sábana blanca. La luz apenas naranja se cuela por las livianas cortinas. El aire se cuela por el ventanal, la corriente me causa escalofríos, me hace cosquillas y me deja suspirar.

Al fin me acomodo, de rodillas sobre el colchón de la cama. Me ruborizo al pensar lo que ha sucedido la noche anterior, dejo salir una risita, porque nada de ello ha sido más que perfecto, magnífico.

—No puedo llevar a Jimin, Hoseok. Debe quedarse en casa—

Escucho su voz irritada, y delicadamente giro mi rostro a verle. Luce estresado. Viste apenas su camisa bien planchada, está sin abotonar, con el cuello mal acomodado, además lleva las calcetas puestas y apenas un bóxer. Si pudiera definir, la imagen frente a mí, simplemente diría, excitante. Es excitante, con su cabello húmedo, alborotado, sus labios rojos, frunciendo el ceño, haciéndome enloquecer.

—Me importa una mierda que vaya a estar la prensa. Ese es un motivo más para no llevar a Jimin—

Ya eleva un poco la voz y me descubre viéndolo. Me toma por sorpresa aquella mirada que me dirige, es intensa, está en mí analizándome bajo la sábana casi transparente. Admira cada detalle, y sé que ansía ver más.

—Es que no encuentro ninguna ventaja. De inicio, me estás avisando con horas de anticipación, no tengo algo decente para ir a una alfombra roja, ni Jimin. En segunda, él no puede salir a un evento así sin que la prensa se vuelva loca, entiendes que presentarlo a la prensa sería mucho, ¿verdad? Luego, este evento atrae mucho la atención, es del mundo del entrenamiento, ¿yo qué tengo que ver ahí? ¿a mí que me importa el estreno de una película?—

Mientras habla cosas que realmente no comprendo me decido, dejo ir la sábana poco a poco, mientras curvo mi cuerpo para darle más sensualidad a lo que hago. Quiero provocarlo.

—¡Mierda!— dice a la vez que corrige la situación —No, nada, Hoseok—

Me ve, aún más atento, se muerde el labio, espera más. Y así lo satisfago. Recorro mi piel con mis dedos, para hacerle notar la falta de sus caricias.

—Hoseok...—

Estoy seguro que Hobi sigue hablando, no obtendrá un no de mi señor y ahora que yo le genero presión, la situación parece salirse de su control. Bajo el estrés causado por la voz de su amigo al teléfono, simplemente lo decide, saca su miembro erecto, se toca viéndome, con aquella mirada plateada y llena de rojos resplandecientes. Va de arriba abajo, suave sobre su miembro, se acomoda un tanto, aguanta el ruido, solo se toca para invitarme a hacer más.

—Okey, Hoseok, tú ganas. Ahora dime cuál es el otro asunto, rápido—

Hace énfasis en su prisa, está controlando sus ganas de colgar la llamada. Y me encanta, así que sigo. Me inclino, estiro mi espalda, la curvo y me acaricio los muslos lentamente, subo a mi trasero y lo aprieto apenas.

—Mi señor—

Gimo dulcemente, apenas audible.

—Hoseok. Hablamos esto en la oficina—

Abro mis piernas dejando ver cada parte de mí.

—Sí, al rato lo platicamos. Bye—

Avienta el teléfono al pequeño sillón donde se encontraba sentado. Camina seguro a mí, no deja de tocarse, incluso los hace con más rapidez. Ya mi respiración se acelera.

—¿Qué haces pequeño?—

Me dice, yo jadeo sin poder contestar, solo muevo el trasero, pidiendo atención.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora