Muerte

144 19 9
                                    

Espero a Jimin impaciente. Estoy fuera de la mansión de Ji Yong. La razón, la última prueba de ropa y accesorios para la boda. Tan solo faltan un par de malditos e insufribles días. Los nervios me están matando, y los dolores de cabeza no me dejan en paz. Simplemente pasan muchas cosas que no logro controlar.

De inicio, mi ciclo no se va, parece una conspiración, porque de los dos o tres días máximos regulares, van cinco de tortura, sobre todo cuando no puedo estar con Jimin. Luego, los arreglos finales nos tienen de arriba a abajo, comprando cosas o con una que otra entrevista a la prensa; hemos decidido un evento privado, pero ha estado siendo sumamente contraproducente organizar a los medios. Mi agenda nunca había estado tan llena. Al menos, me consuela pensar en la noche de bodas, en la semana de descanso que tendremos Jimin y yo. Muero por ese día.

El sonido del celular me saca de mis pensamientos. Leo el nombre de Hoseok. No dudo ni un segundo en contestar.

—¡Tienes que volver ya!— suena preocupado, nervioso, asustado

—Okey, necesito detalles—

—No puedo decirte. Pero ya, necesitas volver. Está el jefe de policías. No puede ser nada bueno y no quieren decirme nada. Pero pinta muy mal, y no para la empresa. Sabes respecto a qué hablo —

—Okey, Hoseok. Jimin no debe tardar en salir. Vamos para allá—

Está lleno de patrullas y la prensa está allí debido al alboroto. Luces rojas y azules resplandecen por todo el lugar, los murmullos son bullicio. Hoseok apenas ve el carro corre a nosotros. Nos ayuda a pasar entre el tumulto de gente que hace un escándalo increíble. Entro en pánico al pasar entre cámaras y gente exigiendo saber lo que no sé. Pero Jimin es quien más me preocupa, está de lo más nervioso. Tomo su mano con fuerza, intento darle un poco de tranquilidad.

Caminamos sin decir palabra alguna, aprieto la mandíbula, frunzo el ceño, mi aura refleja hostilidad. Pero tan pronto puedo subir al elevador siento que el aire que contenía sale con fuerza. Veo a Hoseok pálido, mi pequeño está aferrado a mi brazo, escondiendo el rostro. Los tres estamos en completo silencio, aterrados de cierta manera y con la esperanza de obtener alguna noticia benéfica relacionada al caso de Song.

—¿Sabes algo?— logro pronunciar con dificultad

—Nada. Quieren comentarlo contigo. Parece un asunto muy serio, y no sé cómo esto se volvió tan caótico, porque nadie sabe qué sucede. Por eso necesitaba que llegaras, todo esto me preocupa demasiado—

Camino decido a mi oficina. Al abrir la puerta un señor robusto de cabello rojizo me hace una reverencia, seguido me estira la mano. Le he visto solo de noticieros, cuando un caso resuelto tiene que ser explicado a la prensa. Es el jefe de policías.

—Señor Min— dice con voz ronca —Espero no haya sido una tortura entrar—

—Claro que lo fue. No entiendo el alboroto, pero espero me pueda aclarar la situación —

—Tomemos asiento y le daré los detalles—

Si bien la situación me tiene de lo más estresado, conservo la paciencia.

—Nuestra división lleva el caso del señor Song. Hemos tenido búsquedas arduas y por fin tenemos resultados—

Mantengo la respiración, cada palabra me parece una eternidad de espera.

—El día de hoy por la madrugada recibimos un reporte. Pudo ser un incendio grave en un taller cerca de una zona de almas muertas. Alguien hizo un aviso a la estación de bomberos y luego ellos se contactaron con nosotros—

Veo que saca un cigarrillo. Lo pone en sus labios y cuando está por encenderlo, le detengo con amabilidad.

—Mi prometido no puede estar cerca del humo del tabaco, le agradecería su comprensión —

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora