Celo e instinto

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Despierto por el olor. Jimin libera una fragancia de lo más exquisita. Dulce, fuerte, diferente y tan parecida a la que siempre tiene. Es por el celo, su olor es intenso y me resulta delicioso. Ya me siento excitado.

El pequeño está recargado en mi pecho, cerca de mi hombro, sus manos caen sobre mi entrepierna, trago saliva y sudo frío. Simplemente siento como la sangre se acumula en mi miembro, corro la vista para no ver a Jimin, porque dormido, así de tranquilo, me altera más.

No quiero dejarme llevar por un instinto y menos con Jimin. Así que me pongo a analizar las razones financieras contables, luego hago un recuento de las corrientes filosóficas dentro de la administración, y para lograr enfriar mi cuerpo termino por integrar algoritmos en mi mente. Es un éxito.

Solo su tierna voz me regresa al momento en que ambos estamos en el sillón de la sala de mi departamento. Es un quejido que hace al despertarse. Estira sus manos sobre mi pecho y las empuña con mi camisa. Está despertando.

—Señor Min... Buenos días— gime cansado

—¿Dormiste bien?—

Se acomoda en mi regazo, su cuerpo accidentalmente se frota al mío. Vuelvo a sudar.

—Señor Min—

No sé dónde poner mis manos, tocarlo no ayudará, ni a él, ni a mí. Así que solo hago puños contra la tela del sillón.

—Dime, pequeño—

Pestañea, es de lo más adorable. Lentamente se me acerca, sus labios están a centímetros de los míos. Ya puedo saber qué quiere y no es que yo no, sino que temo las consecuencias de besarlo.

—No, no, no, Jimin. No por ahorita—

—¿No?—

Por fin tomo la iniciativa de levantarme. En Jimin veo su inconformidad pero es que cualquier cosa puede llevar a una situación, no mala, pero sí indebida.

—Vamos a desayunar—

—Señor Min—

Escucho que se queja, es como si lloriqueara, como si algo le lastimara, así que volteo para saber qué sucede.

—Duele—

Al rostro se me suben los colores y es que el pequeño tiene una erección. Lo que es normal por el celo. No quiero dejar que mi instinto sea el que mande, no quiero lastimar a Jimin.

—Calma— digo aunque eso solo lo altere más —Respira, respira—

—No, duele, duele. Señor Min~ no quiero que duela—

Y bien sé de qué manera puedo ayudarlo, pero eso simplemente no me parece correcto.

—Respira, pequeño—

Veo que sus manos quieren tocarse y simplemente lo evito. No quiero que descubra la manera de calmar ese dolor mientras estoy presente y sé que no podré controlarme. Así que le agarro ambas manos y lo encamino conmigo. Será un día difícil.

—Hoseok— digo a penas me contesta el teléfono —Cancela todas la agenda de hoy, no iré—

—¡¿Qué?! ¡Min Yoongi!—

—Necesito que me hagas ese favor y otro—

—¡Min Yoongi!—

—Señor Min~ no me siento bien, ayúdeme— dice Jimin entre gemidos

—¡¿Qué carajos estás haciendo Min Yoongi?!— dice alterado por la voz de Jimin

—De eso va este favor. Necesito que me traigas una inyección para suprimir el celo de primera vez—

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora