Almas destinadas

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—Yoongi, ¿era realmente necesario que trajeras a la Náyade?—

Taehyung no termina de quejarse, doy gracias a los espíritus del bosque por mi enorme paciencia, otro ya hubiera golpeado al elfo que tengo como amigo.

—Sí, ni de loco lo dejo en la cabaña solo—

—Pero esto siempre ha sido cosa de nosotros, él no es parte de nosotros—

Me detengo en seco y volteo a verlo con seriedad.

—Jimin es parte de nosotros de ahora en adelante, Taehyung. Anda deja de quejarte y camina, aún falta para llegar—

El pequeño ni cuenta se ha dado de lo que hablamos, va papaloteando, juega con las florecitas del camino y se agacha en ocasiones a ver los pequeños insectos. Sinceramente es adorable.

Nos dirigimos simplemente al tope de la cascada, donde la luna y el sol parecen estar al alcance, y donde el cielo y el infierno se juntan, ahí donde hemos hecho el núcleo de nosotros. La razón es simple, vamos a encerrar un recuerdo más, inmortalizarlo en la inmensidad del espacio que hemos creado.

—Señor Min...—

Ahora va a mi par, luce un poco cansado pero no deja de sonreír, parece satisfecho con la caminata y repuesto de lo acontecido los días anteriores.

—¿Está seguro de que puedo ir?—

—Sí, pequeño. Debes estar presente—

Abrimos paso entre algunos árboles hasta la planicie de agua. De manera extraña es calma, no parece correr, es como si ahí permaneciera estancada hasta el barranco, por donde cae con fiereza y crea espuma blanca que salpica hasta tocar las estrellas pintadas en el cielo.

Ahí la ceniza infernal se adhiere a la piel, y la nubosidad del cielo se acumula en los pies. Los colores son púrpuras, rojizos, hay luz y de igual manera la oscuridad parece reinar. Del suelo brotan flores de tonos variados y formas extravagantes, aunque también hay unos brotes simples que parecen invisibles.

Jimin luce de lo más emocionado, se quita los zapatos y con mucho cuidado deja que sus pies se sumerjan en el frío líquido. Al instante el agua se pinta de azul iridiscente, brilla y muestra el universo, a todos nos deja sorprendidos. Alguien le ha dado el permiso a Jimin de unirse al núcleo.

—¿Fuiste tú, Yoongi?—

Me dice Namjoon maravillado por lo que sus ojos pueden ver.

—No, yo aún no... ¿Hoseok, Jin, fueron ustedes?—

Niegan.

—¿Taehyung?—

—Ni de loco—

Todos nos vemos con miedo, el único que podría dejarlo entrar, en todo caso, sería...

—Fue Jungkook—

Jimin nos ha contestado, tiene la mirada resplandeciente y las mejillas marcadas con puntos de colores.

—¿Jimin?—

—Creo que...—

Duda un poco, busca entre las estrellas bajo el agua y de pronto nos hace ver la silueta formada por una constelación. Un conejo, como un espectro de luz.

—Lo ven, les dije que no ha desaparecido de este plano de vida—

Taehyung es el primero que se acerca, la sombra no duda en brillar con más intensidad, es señal de sabernos presentes.

Los dos, en sí los tres con aquella figura resplandeciente, se han puesto a jugar, corren por todo el lugar, se persiguen, manchan el agua de diferentes tonos y ríen, entre las dos risas que pertenecen a los dos físicamente presentes, también se escucha una tercera. Es Jungkook.

Azul Iridiscente // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora