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Capítulo veintiuno: Inválido.

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— ¡Lucas! — gritó Mark.

— ¡Ya está! — gritó de vuelta.

Un quejido de los cuarto hombres se escuchó al soltar el peso de la puerta de hierro.

— ¡Mierda como pesa! — exclamó Mark.

— ¿Lo dejaste bien? — le preguntó Kai.

— Claro que si — dijo Lucas jadeante con las manos en sus rodillas.

— Muy bien, eso fue solo el comienzo. — dijo el líder.

Mark solo respiraba—. ¿Como saldremos de acá Hyung? Dijiste que no hay manera de salir de este lugar, ademas con la bomba que pusimos solo los alertaremos..

— Eso es lo que quiero. — respondió.

Los cuatro lo miraron. Cada uno con una pregunta diferente en su cabeza.

— Yo no estoy entendiendo nada — dijo Kai.

— Bien, escuchen. Cuando la bomba explote una unidad bajará, son los de menor rango, a los que mandan para este tipo de trabajos. Baekhyun y Kai los derribarán, pueden con ellos. — ambos se miraron bastante orgullosos de ellos mismo—. Mark, tú en ese instante robaras sus identificaciones, Minho es muy a la antigua, cada uno lleva una identificación donde también aparece a que unidad pertenecen. Aquí nadie se mezcla con nadie. Lucas, tú me cubrirás las espaldas cuando salgamos de aquí, justo en el momento en el que ellos entrarán. ¿Entendido?

Todos se miraron.

— ¿Como sabes todo eso? — preguntó Baekhyun.

— Los estudie el tiempo que estuve aquí.

— Estuviste solo horas. — siguió.

Taemin lo miró e intentó saber cuál era su punto.

— Ok, entendido. — dijo al final y los tres de más sonaron al unísono.

— Muy bien. Mark, ¿cuánto nos queda?

Mark miró su reloj—. Trece minutos.

Todos se dispersaron y entraron en las celdas.

Mark se quedó mirando la situación— ¿Taemin Hyung? Ten y Taeyong... — sintió como algo se apretó en su estómago.

Taemin lo miró con una expresión fuerte en su rostro—. Confío en que sabrán que hacer, ahora debemos concentrarnos en salir de este lugar.

Aunque ese no era el plan que tenía hace unas horas atrás.

(..)

Dispara. Dispara. Mátalos. Mátalos.

Las palabras se hacían presente en su mente, sus palpitaciones sonaban contra su pecho a medida que las balas salían de su arma.

Habían varios hombres muertos a su paso, calculaba que unos siete hombres yacían en el suelo. No tenía tiempo de mirarlos, los quería a todos muertos. Sus ojos estaban llenos de furia y aún no podía encontrar a Ten.

Miraba todos lados pero las balas llagaban, pensó en ese instante que que quizás estaba lleno de heridas, que quizás la adrenalina y la rabia no lo dejaban sentir las balas que pensaba tenía en su cuerpo pero no era así. Sus sentidos se agudizaron y esquivaba casi todo. No podía dejarlo, no podía dejarlo.

Ten.

Como si fuese un susurro, escuchó la voz del menor, más que su voz, fue un jadeo, un grito, o quizás el grito fue de él al verlo lleno de sangre y tratando de zafarse del agarre de los otros hombres. Corrió hacia él, pero como si todo fuera en cámara lenta vio como de una puerta aparecían hombres. Otros hombres. Llevaban armas no tan sofisticadas como los hombres de Minho pero también vio que en cosa de segundos los hombres de Minho ya estaban en el suelo.

Los Siete (SuperMafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora