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Capítulo trece: Amenaza.

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Ten se encontraba en un largo pasillo tratando de encontrar aquella sala que él sabía que le daría el control de todo ese lugar. Camino tratando de agudizar cada sentido para no ser capturado, en esa posición era presa fácil.

Sintió dos voces que provenían hombres del otro lado de una puerta. ~ Esto parece un maldito laberinto ~ pensó. Se escondió en un espacio que había en aquel lugar, y se quedó allí hasta que las voces se alejaron. Siguió su camino hasta ver una puerta de acero abierta, sin dudarlo pero con precaución entró a aquel lugar. Lo que encontro ahí no era precisamente lo que buscaba. Parecía una sala de reliquias totalmente desconectada del todo lo demás, sentía que estaba en un bucle de tiempo. Todo parecía no haber sido movido de su lugar desde hace años y eso lo hizo sentirse extraño, sintió un aroma familiar, olor a viejo. Siguió su camino llevado totalmente por la curiosidad de saber que era ese lugar o a quien le pertenecía, miró una silla en medio de todo, una silla bastante elegante con terminaciones de oro y partes de cuero, se aproximó a ella y sintió una extraña sensación, era como si la persona que solía sentarse en ese lugar aún estuviera allí, o al menos algo de aquella persona. Su mano casi de manera sobrenatural comenzó a acercarse para sentir aquella silla, necesitaba saber que era todo eso cuando fue sacado de su trance al escuchar alguien pasar por fuera de aquella sala. Se acercó a la puerta y se puso tras de ella con su arma en mano. Sintió los pasos de aquella persona y trago tratando de no hacer ningún sonido, aquella persona paró frente a aquella sala y Chittaphon se encontraba a punto de dispara si así lo necesitaba, no pudo más y salió casi de un salto de su escondite apuntando a quien estuviera ahí. Grande fue su sorpresa al encontrarse con quien le entregaba la mayor seguridad del mundo.

— Mierda Tae.. — dijo en susurro bajando su arma— ¿qué haces aquí?

— ¿Tu qué haces aquí? — respondió también en susurro.

— Pues. .— dijo mirando aquella sala—. Nada, yo solo.. buscaba la sala de manejo, ¿y los demás?

— Por eso vine, necesitamos tener el control de las puertas y bloquear algunas, tenemos una presa que no podemos perder.

— Ven, ayúdame a buscarla, no debe estar muy lejos.

Ambos siguieron su camino pero en él se encontró contrato con tres hombres enmascarados y armados, en cosa de minutos, Taeyong y Ten los desarmaron y los tres tipos cayeron al suelo.

— Toma una de sus armas, nos podría servir.. ah y también revisa si tiene algún aparato que nos pueda ayudar a controlar las puertas.. — dijo aún agitado, miró a Taeyong quien solo lo quedó mirando—. Tae.. ¿me estás escuchando?

— Hace cuánto tú y yo no..

— Concéntrate por favor — dijo sin creer que estaba tocando ese tipo de tema en aquel lugar y en aquellas circunstancias—. No fue hace mucho de todas formas — dijo mientras se agachaba a revisar al hombre.

— Es que verte así.. yo solo.. — dijo moviendo sus hombros y agitando su cabeza.

Chittaphon río tiernamente pero volvió automáticamente a la realidad—. Para de distraerme o ambos terminaremos muertos.

— Solo espera a que todo esto termine.. en un par de horas...

— Tae, basta — dijo abriendo sus ojos y negando con su cabeza—. Ahora camina y busquemos ese lugar.

— Como tu órdenes.

(..)

Aquella escena había sido violenta, ambos hombres yacían en el suelo, en diferentes lugares, había manchas de sangre, muebles destruidos, era extraño que uno de los dos no estuviese muerto.

Los Siete (SuperMafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora