Aeternum [Experiencia en mi RD]

Capítulo 2.

Diabla

Por alguna rara razón las cosas con Malfoy iban de mal en peor.

No soportaba su presencia.

Con el tiempo el profesor Snape al percatarse de está situación me prohibió ir a la sala común de Gryffindor.

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Pasado algunas semanas hice un nuevo amigo Blaise Zabini, era un gran tipo, me coqueteaba a veces, pero yo lo mandaba a la mierda, aun así éramos buenos amigos.

Pasaba tanto tiempo en la sala común que mis peleas con el profesor Snape y con Draco se volvieron algo normal para los alumnos de Slytherin.

Un día después de una de mis tantas peleas con Malfoy sali de mi saka común enojada, "Diabla" así me apodo una niña del 3er año que me vio pasando, ella decía que se podía ver al diablo en mis ojos cuando me enojaba.

De ahí todo mundo comenzó a llamarme así, al principio no tenía sentido.

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Un día estaba sentada en el lago negro leyendo, yo era de esas personas que no leía jamás, pero se lo había prometido a Hermione, aparte había libros muy interesantes que se ganaron mi atención.

En eso Neville y Harry llegarón.

―Hola chicos!―comenté al verlo acercarse a mi.

―Hola Naho.―saludo Harry.

―Ey! tu eres la chica Diggory ¿verdad?―mencionó un chico medio alto, su cabello era entre rubio y castaño.

―Si―conteste con firmeza―tu eres Neville ¿no?

―Neville Longbotton un gusto.

Pasar el tiempo con Neville fue lindo, realmente te inspira, es impresionante la forma en la que te cuenta las cosas, cerré mi libro, realmente era interesante todo lo que decía y el notó mi interés. Sin embargo una voz interrumpió nuestra conversación.

―¡Neville ya! ni a mi ni a nadie nos interesa saber nada de las plantas.

La sonrisa de Neville desapareció y se puso cabizbaja.

―¿Que mierda te pasa a ti? ¿Crees que porque a ti no te gusta algo no significa que a los demás tampoco nos gusta?

―no quise decir eso Nahoma yo...me importa una mierda lo que digas. ―lo interrumpí.―Solo porque Ron te trata mal no significa que nosotros tengamos que aguantar tu mal genio...discúlpate con Neville.―ordene.

―No es necesario Nahoma.―mencionó con inseguridad Neville.

―Si es necesario Neville, no tiene porque ser grosero ... discúlpate Harry.―ordene una última vez.

―Perdona Neville...―comentó Harry cabizbajo.

Neville asintió con una sonrisa.

El jarras se fue, no estaba molesto, estaba avergonzado.

Estuve hablando con Neville un rato me explico sobre las margaritas.

―¿Cuál es tu flor favorita?―me pregunto.

―Ninguna.

―¿Por qué?―preguntó.

―porque nunca me han regalado una.

Neville sonrió con calidez y de su bolso saco una margarita, extendió su mano y me dio la flor.

Desde ese día me daba una flor diferente, tanto mágica como no mágica hasta que encontró una que para el era como yo.