Capitulo 52.

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Mi nueva cicatriz.

30 de abril de 1998.

Me desperté en la habitación de Draco, con un dolor horrible en mi abdomen, mire el calendario y me levante de golpe al ver la fecha. ¡Carajo! Había pasado varios días aquí.

Traía unas vendas alrededor de mi cintura y en el antebrazo derecho, la cabeza me dolía y mi cuerpo tambien, mi vestimenta constaba de una camisa negra de Draco, la cual me quedaba demasiado larga y estaba en pants.

Me senté en la cama, arreglando mi cabello porque seguramente estaba hecho un desastre, me levante cuidadosamente al baño a lavarme la cara. Saque un cepillo de dientes que estaba de repuesto y me lave la boca.

Draco estaba dormido en el sillón, luciendo demasiado cansado. Lo observe por unos minutos, su postura era rígida, su piel pálida y su cabello más platinado que de costumbre.

¿Habrá cambiado de tinte? No, mentira, Malfoy no se pintaba el pelo. Ese rumor es falso.

Eran aproximadamente las 8:00 a.m. 

El sonido de la puerta me saco de mis pensamientos, llamaron tres veces y fui en busca de unos shorts o algo con que taparme el trasero.

—¡Hijo! ¿Estás despierto?—preguntó Narcissa.

Me coloque unos pantalones deportivos negros, y con mi mano me los amarre a la cintura para que no se me cayeran.

Abrí la puerta y la hermosa mujer casi llora al verme viva.

—¡Hola, Narcissa! Buenos días.

—Querida.—comento con una voz nostálgica para despues darme un cálido abrazo.—Lamento tanto lo que paso, lamento tanto que mi hermana te haya echo eso.—se disculpo.

—Está bien, Narcissa, no pasa nada.—comente intentando tranquilizarla.

Me sonrío y acaricio mi cabello.—Ven, déjame checar esas heridas.—Fuimos a la cama de Draco, donde poco a poco me quite las vendas. Narcissa las examino a fondo sacando un ungüento de un cajón y poniéndolo sobre mi nueva herida.

—¿Cuánto tiempo he estado aquí?—pregunté.

—Sólo cinco días, vino un Medimago a verte, dijo que necesitabas reposo.

Asentí sin decir más y guiando mi mirada hacia Malfoy.

—Ire a hacer desayuno, puedes bañarte, si gustas, el agua está en su punto.

—Gracias, pero no me quedare mucho tiempo.—comente siendo un poco seca, no quería ceder del todo. Además ya no estaba con Draco, no había necesidad de estar aquí.

—Debes quedarte, sabes que la guerra está cerca y no tienes a donde ir.

Tenía razón, no podía irme con los Weasley porque los estaban vigilando, tampoco podía irme con mis padres, no quería exponerlos a un riesgo.

Solté un suspiro largo y pesado, era obvio que no quería quedarme.

—Mi hermana no está, después de lo que te hizo yo le pedí que se fuera. Ahora eres mi familia aunque no estés con mi hijo. Haz hecho tanto por nosotros.

Sonreí ante su comentario y le di la  mano.—Gracias, Narcissa.

La elegante mujer salió del cuarto de su hijo y yo me quede sola por unos minutos, analizando todo lo que tenía que hacer.

Entre al lujoso baño, abriendo la llave caliente y desnudándome, para que el agua mojara cada parte de mi cuerpo.

Entre en un estado de relajación extrema, sentí una punzada en el abdomen, me ardía la cicatriz. Al bajar mi mirada me quede apreciándola, estaba por la costilla izquierda, abarcando ese hemisferio y llegando casi al ombligo.

Aeternum [Experiencia en mi RD] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora