Espina de rosa

Galeones y Futuro

Dedicado a: SML2304 Feliz Cumpleaños!!! Gracias por apoyar está loquera mia. Te amo!

La música estaba apagada pero la gente encendida.

La expectativa era tangible y la espera interminable.

Un circo de emociones dónde el desespero de explotar llegaba a su borde.

Se escucharon pasos quietos afuera de la entrada a la sala común de Gryffindor dónde la fiesta estaba próxima a realizarse.

Era Remus, con esos jeans desgastados que Trouble pensaba le lucían fenomenal y un ligero sonrojo en las mejillas debido a la exaltación del momento.

Se aproximaban.

...

El día había sido un asco, el no era un amante de sus cumpleaños, bueno más bien no le gustaba el suyo.

Amaba las fiestas pero nunca en su honor, el no tenía honor.

Está bien, se decía a si mismo, lo olvidaron, pero es mejor así. Sus amigos, su pandilla, su grupo, su familia. Nunca hacían una celebración pero, nunca faltó el "Feliz cumpleaños Canuto" cada tres de noviembre acompañado de abrazos y bromas.

Eso bastaba, eso era más de lo que merecía y pediría jamás. Pero lo habían olvidado también.

Su día fue silencioso, el desayuno frío como el hielo y ninguna broma fue atisbada en la jornada.

Si, lo habían olvidado, no tenía otra explicación.

Mientras caminaba de vuelta a su sala común, luego de hablar un poco con Hagrid a espaldas de sus amigos, se lo repetía una y otra vez.

"No importa, no importa"

Una Hufflepuff paso por su lado, agitó sus pestañas coquetamente y le sonrió, invitando a seguirla. No lo hizo, no solo porque en ese mismo segundo alguien tocó su hombro, también porque no pudo evitar comparar esa sonrisa con la de Trouble.

La persona a sus espaldas detuvo sus pensamientos y se lo agradecio profundamente.

Era James.

-Te tengo una sorpresa -anuncio emocionado.

-Vaya, te acordaste de mi -respondio sin ánimos y con desdén.

-Venga Canuto, no te enojes, no debería siquiera decirte que hay una sorpresa -le molesto entre risas mientras lo tomaba con su brazo por la nuca y lo obligaba a caminar a su lado- ella podría matarme.

-¿Ella? -cuestiono confuso, le respondió con un guiño travieso.

Vaya mierda, se dijo a si mismo, debería agradecer pero ya ni sabia lo que queria, es como si el mundo entero se volteara patas arriba.

Pasaron por las cocinas, transformaciones, algo en pociones olía terriblemente mal y casi llegando, runas antiguas. No era el momento de ponerse de los nervios.

Muy bien, la señora gorda estaba enfrente mientras intentaba mostrarle sus inexistentes dotes en el canto, James la felicito y después de susurrar la contraseña el retrato de abrió invitándolos a pasar.