Divagaciones y una Pareja Casada

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A la mañana siguiente, cuando el desayuno era inexistente y James tomaba café cargado acompañado de unas fuertes ojeras, Trouble descansaba su rostro entre sus brazos recostada, igual que él, en el mesón de la cocina.

Los demás muchachos bajaron las mismas escaleras por las que en la madrugada debieron subir a Remus inconsciente. Con ellos bajaba Poppy sosteniendo con fuerza su maletín medico luego de revisar y curar a Remus de otra noche maldita.

-Mi trabajo aquí ha terminado. Ya sabe mis recomendaciones, señor Lupin. No esfuerzos grandes, ni golpes en las zonas frágiles, mucho menos nade de agua helada como en su tercer año.

-Nunca me perdonaras eso ¿Verdad Poppy?

Ella sostuvo la mirada del chico por unos segundos, con su frente en alto y luciendo comúnmente indignada. Después de ese día, los merodeadores aprendieron a no mandar a Remus al lago negro como broma de cumpleaños.

-No —contesto con tono simplón.

Salió por la puerta para aparecerse luego de un leve e inconsistente saludo hacia Trouble que había avanzado preocupada por su amigo.

-¿Te encuentras bien Lunatico? Anoche casi muero del susto ¿Cómo siquiera te atreves a ser tan desconsiderado de preocuparme?

Remus no pudo evitar entornar los ojos y darle una sonrisa cansada. Sabia que se había preocupado mas que nada, dado que Sirius no había podido contenerse a comentar como tuvo que calmarle los ánimos por la noche.

-Lo lamento, pero me temo que volverá a ocurrir.

Sirius soltó un murmullo que parecía una risa viendo las mejillas de su amigo apretadas en las manos de la joven.

-Que te den, lobo.

Y en tan cómica e igualmente tensa situación era imposible no soltar una risa fresca.

Pero luego la risa paro.

Dumbledore había entrado en la habitación de manera escurridiza y daño por completo el bello cuadro que pudo bien ser una imagen de prueba en el marco fotográfico que comprarías en el mundo muggle.

-Que bella escena —halago con cierto desdén— pero me temo que has de entrenar a Sirius antes de irnos. Salen a las 6:00, ni un minuto antes ni uno después.

-No me apresures o no te cumplo, salimos a las 7:30. Necesito hacer algunos hechizos al traje.

El soltó un bufido burlón con las comisuras del labio alzadas relajada y sarcásticamente.

-¿Hechizos al traje? ¿De pelea? Al parecer ya no escuchas Trouble, van a un BAR ¿De que sirves poco atractiva en un bar? Ya sabes que usar.

Salió sin más por donde vino lo suficientemente rápido como para evitar los gritos y seguros golpes que se ganaría por lo que Sirius, James, Peter y un adolorido Remus habían clasificado como insulto.

-Trouble —llamo James de forma algo lastimera a su amiga preocupado por como se sentiría ante los comentarios de su padre.

Ella soltó un suspiro y recogió la taza de café del mesón, dejándolo en el fregadero y evitando las miradas preocupadas de sus compañeros.

-Dejenlo.

Demandó.

-Pero Trouble —empezo a objetar cuando ella lo volvió a callar.

-Dejalo James —sus ojos fijos y gélidos le anticiparon que está vez no estaba jugando— Venga Sirius, a practicar antes de irnos.

El asintió quedándose con la palabra en la boca y la siguio por el pasillo hasta la parte trasera de la casa. Dumbledore había dicho que poco atractiva no servía pero lo cierto es que no encontraba nada poco atractivo en el traje que ya la había visto usar, pero el hecho de que demandase un aspecto solo lo volvía más consiente de en qué manera usaba el y la orden a Trouble. De cualquier manera, se recordó, ella no se vería poco atractiva.

Espina de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora