Caballeros, Damas y Kiss

1.8K 143 16
                                    

Advertencia: En el siguiente capítulo se trata el consentimiento y la violación como tema objetivamente desde dos perspectivas.

La habitación de los merodeadores era una mezcla de personalidades.

Por un lado el chocolate y los libros antiguos se concentraban en la esquina izquierda del cuarto, sobre la cama de Remus Lupin. En la mesita de noche gasas y alcohol muggle parecían estar listas para usar.

Al lado de esta unas sabanas revoltosas y manchadas de colores descansaban sobre la cama que conocía era de Peter Pettigrew, mantenía en su mesa lo que parecían miles de panquesitos dulces al lado de una planta mágica.

Frente a esta la cama de James Potter demandaba atención, con las decoraciones vistosas y fotografías pegadas en su muro sobre su familia, amigos e inicios de Hogwarts. La escoba mágica, bien pulida y peinada, se encontraba en su rincón, acompañada de su uniforme de quidditch.

En la esquina mas alejada de la habitación los posters de motocicletas y chicas en bikini, asi como imágenes de orgullo Gryffindor, descansaban en las paredes. La cama mas impecable y prolija de lo pensado y las converse negras regadas bajo la cama de sabanas sedosas.

La cama de Sirius Black.

La puerta fue azotada terminando abierta, por esta entro Sirius cargando aun en su hombro a la joven muchacha entaconada quien continuaba riendo a carcajada limpia por el espectáculo dado abajo. La deposito en su cama, con suavidad esperando su calma.

Apenas fue recostada en esta procedió a quitar sus tacones con cuidado y soltar de igual manera la pulsera de brillantes que cargaba sorprendentemente en su tobillo.

-Tienes porte de caballero —le halago alcoholizada— ya sabes, el cabello, los modales, el rostro esculpido a mano.

-Aún con tus ojos inocentes y gracia calculada e independientemente de tu figura y rostro angelical. No eres precisamente una dama —evadió molesto el casi cumplido.

-Como dije, solo el porte, por qué para ser un caballero de verdad te falta mucho —recrimino con expresión distante.

-¿Quien dijo que intento ser un caballero?

-¿Quien dijo que quiero ser una dama?

-Dejemos en claro que este no es un cuento de hadas.

-Somos demasiado retorcidos como para crear uno.

Se miraron de nuevo, con esta actitud desafiante que les recorría con adrenalina el cuerpo. Trouble apoyada en sus codos para verle al mar plata y el, aún arrodillado ante ella sin verse indefenso.

-Touché.

Acomodo prolijamente las sandalias de tacón en una esquina para que no sufrieran ningún desgaste. Y prosiguió a descansar la cabeza de la joven sobre su almohada, un suspiro cansado salió de los labios de la muchacha mientras él se levantaba para buscar un vaso de agua.

-¿Qué mierda haces? —le contesto enojado al darse vuelta, cayendo en cuenta de que Trouble se estaba subiendo el vestido por sus caderas aún acostada.

-Me da pereza quitarme todo —le aclaro—aun podemos follar solo así.

La miraba con gesto extrañado, las cejas fruncida mientras intentaba procesar las palabras y acciones, esperando que se lo estuviese imaginando, que todo fuese producto de su subconsciente. Pero no.

-No vamos a follar Trouble.

-Pues yo no hago el amor si a eso te refieres.

¿Que diablos sucedía? Estaba esto realmente pasando, no era una mentira de su desorganizada cabeza. Ella se le estaba ofreciendo en bandeja de plata, como si creyera que ese era su propósito desde un principio.

Espina de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora