Enfermería y Explicaciones

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Segunda parte del maratón

Cuando Trouble despertó las sábanas blancas se ajustaban a su piel, se sentía helada. Tenía escalofríos y estaba sudando.

Unos 9 pares de ojos la observaban atentamente, esperando su reacción. Las cabezas unidas sobre su cuerpo la asustaron momentáneamente por la impresión.

-¿Hola? —saludó confundida.

Todos los presentes soltaron un suspiro de descanso. Se alejaron lentamente del cuerpo y a su lado se escuchó un ronquido suave. Era James.

Poppy Pomfrey se acercó rápidamente a su camilla, empezó a examinarla sin hablarle y sin verla a los ojos, claramente preocupada por su estado. Tomo su temperatura, lanzó un hechizo de reconocimiento y le hizo seguir un Lumos que salía de su varita con sus ojos negros.

Sirius intentaba despertar a James que dormía incómodamente en las sillas laterales a la camilla. Se sentía igual o incluso más preocupado e impotente de lo que se sintió cuando la vio por primera vez.

Le recordó a si mismo.

Le recordó a su yo de la infancia, ese pequeño de 5 años que era encerrado en un cuarto solitario como castigo por usar un cubierto equivocado. El niño de 7 años que era rechazado por su familia. Ese renacuajo de 9 que sufría un Crusiatus prácticamente a diario por no considerar malos a los muggles, si no fascinantes.

Indefenso pero de espíritu imparable.

Por lo menos así le gustaba pensar de sí mismo.

James despertó de un salto, acomodándose los anteojos ensortijados, corriendo de inmediato a la camilla revisando a su amiga y tratándola de la porcelana más fina. Tomando su rostro con delicadeza y besando ese moretón bajo su ojo, esperando que al apartarse este sanará mágicamente.

-Me diste un susto de muerte, no seas una perra y no me vuelvas a hacer eso. ¿Has comprendido? —le acuso lloroseando con voz temblorosa sintiéndose un poco cohibido por las miradas de sus amigos y algunos profesores que estaban allí.

-Lo siento —la voz de la joven salió ronca y frajelada, sintió en su boca un sabor metálico— quiero vomitar Jamsie.

El chico río y le ayudo a sentarse mientras alcanzaba un balde e intentaba ignorar las miradas interrogatorias sobre el. Ella no pudo vomitar, así que tomo un poco de agua y boto la sangre que se encontraba en su boca, procurando que nadie la viese.

Poppy no lo ignoro y se fue caminando a grandes, largos y apresurados pasos por una poción que parase lo que ella suponía era un sangrado interno. No lo diría en voz alta, más que todo por ella misma, pero esta situación era grabé. Por lo menos para sus conocimientos.

-Queria morirme cuando te vi —le acuso Sirius sin pensar demasiado sus palabras. Noto entonces que las miradas de todos se posaban en el y variaban entre la sorpresa y la diversión. Trouble soltó una risita de cejas alzadas— Digo...di-digo todos, todos nos morimos.

Trouble fijo su vista en Dumbledore, sus ojos chocaron y se adentro en ellos.

-No todos creo yo —solto con la garganta rasgada— ¿Verdad Dumby?

El silencio era incomodo, Dumbledore tenía una sonrisilla planteada en la cara y las esquinas de los ojos fruncidas. El mismo gesto incomodo y casi sarcástico de Trouble. Solo ella sabía reconocer ese gesto.

-Luego hablaremos de ello señorita Boredieng.

-De hecho, yo prefiero hablarlo ahora —sentencio James— quiero el puto nombre de la persona que te hizo esto.

Espina de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora