Capítulo 26: ¿Quién se iba a enterar?

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Cinco quería que fuéramos a la academia para que pudiera cambiarse de ropa.
Yo conduje rápido y con la ventanilla bajada para que me diera el viento en la cara.
- T/n, ¿estás bien? -dijo Cinco.
- Sí, estoy bien. Es solo que no puedo olvidar que mi madre ha...
- Ya, es difícil. Pero no te preocupes, con el tiempo acabarás superádolo.
- Espero que así sea. -añadí sonando un poco borde, aunque no era mi intención.
- Hoy estás guapísima, ¿lo sabías? -dijo Cinco sonriendo.
Reí y le dije:
- Gracias, pero creo que me has visto mejor otras veces.
- No, ésta es la mejor. Créeme, ¿por qué iba yo a mentirte?
Volví a reír y dimos por concluida la conversación. Cuando llegamos, aparqué la camioneta enfrente de la academia y nos bajamos del coche.
Cinco esperó a que yo llegara a su lado para agarrarme de la cintura y besarme. Tengo que admitir que me pilló por sorpresa, pero igualmente me encantó.
Él puso las manos sobre mi cintura y yo lo rodeé con los brazos.
Estuvimos bastante rato así, hasta que nos separamos y riendo, entramos a la academia.
Cinco me llevaba de la mano, pero cuando nos encontramos a Reginald me soltó y empezó a tocarse el cuello con gesto nervioso.
- T/n, ¡que sorpresa! -dijo Reginald.
- Yo también me alegro de verle, señor Hargreeves.
- ¿Te importaría acompañarme al salón? -me preguntó.
Yo miré a Cinco y él asintió con la cabeza mientras se encaminaba hacia la escalera.
- Por supuesto. -dije empezando a andar.
Llegamos a un amplio salón con una barra de bar llena de bebidas alcohólicas. Justo en ese momento, me acordé de lo que Cinco me contó sobre Klaus y sentí un escalofrío recorriéndome la espalda.
- ¿Café, T/n? -dijo Reginald con tono amable.
- Sí, gracias. -dije sonriendo.
- ¿Cómo te gusta? -me preguntó.
- Café solo. Sin azúcar. -respondí.
- Justo como le gusta a mi hijo.

Reginald terminó de preparar los cafés y me entregó el mío.
- Bueno, T/n. Me he enterado de que tu madre falleció ayer. Lo lamento. -dijo Reginald con expresión triste.
- Así es. -dije con un nudo en la garganta.
- ¿Y tienes alguien que cuide de ti ahora mismo?
- No. Mi padre ha empezado a beber y no me apetece nada vivir con un alcohólico irresponsable que probablemente no quiera cuidar de mí. Pero no se preocupe, señor Hargreeves, estoy acostumbrada.
- Entonces, permíteme que te pregunte algo.
- Lo que sea. Dígame.
- ¿Te gustaría formar parte de la Umbrella Academy?
Me quedé sin aliento. Era mi sueño hecho realidad. No podía creer que Reginald Hargreeves estuviera dispuesto a adoptarme.
La idea me encantó. Aunque también me dio un poco de repelús, porque al adoptarme, Cinco se convertiría en mi hermano.
Pero no debía preocuparme por eso. Al fin y al cabo, ¿quién se iba a enterar?

Juntos en el apocalipsis (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora