Capítulo 31: El entrenamiento

722 49 0
                                    

Cuando me desperté, miré a ver si Vanya ya se había levantado, pero no. Entonces, con cara de fastidio me bajé a la cocina, donde Grace estaba preparando galletas. Ella me miró con una sonrisa y dijo:

- Buenos días, T/n, cielo. ¿Quieres desayunar algo? 

- Buenos días, Grace. Pues me gustaría un café solo, si no te importa. -respondí.

- Claro que no, cariño. Enseguida te lo preparo.

- Gracias, Grace. -dije mirándola con cariño.

En eso, Cinco entró a la cocina y dijo:

- Mamá, T/n, buenos días.

- Buenos días, Cinco, cariño. -dijo Grace.

- Buenos días, Cinco. -dije yo intentando no besarlo en los labios.

Cinco me dio un beso en la cabeza y se sentó a mi lado. Yo lo miré y le sonreí, acordándome de lo que hicimos anoche.

- Cinco, hijo. Pensé que también querrías un café y he hecho dos, uno para T/n y otro para ti. Toma T/n, cariño.

- Gracias, Grace. -le respondí con cariño.

- ¡Buenos días! -dijo Allison entrando por la puerta.

Yo me asusté y me tiré el café encima mientras Cinco se reía de mí.

- ¡Joder! -maldecí cabreada.

- Ay, jajaja. T/n, ten cuidado. -dijo Cinco riéndose.

- Voy a cambiarme la camiseta. -anuncié.

Subí las escaleras muy enfadada y dando pisotones mientras que subía los escalones. Encima, me choqué con Diego al llegar arriba.

- Uy, Diego. Perdona es que no iba mirando por dónde iba.

- No tiene importancia. ¿Qué te ha pasado? -dijo él señalando la mancha de mi camiseta.

- Pues que Allison ha entrado en la cocina gritando mientras yo me bebía el café, me he asustado y me lo he tirado encima.

- Jajaja, pobrecita.

Yo le sonreí y seguí mi camino hasta la habitación de Vanya. Me cambié la camiseta y bajé las escaleras para llegar a la cocina, donde Cinco, todavía riendo, les estaba contando a Luther, Klaus y a Vanya lo que me había pasado mientras que Allison se miraba mucho la mano que tenía cerrada en un puño encima de la mesa. Me pregunté qué estaría escondiendo, pero no le di mucha importancia.

- Ja, ja, ja. Que gracioso, Cinco. -dije mofándome.

- Gracioso ha sido lo enfadada que te has ido para arriba, jajaja. -dijo Diego.

Yo me reí y seguimos desayunando. Cuando acabamos, todos los Hargreeves nos subimos a nuestras habitaciones para cambiarnos y alistarnos para el entrenamiento que Reginald había preparado hoy. Entonces, me acerqué a Vanya para intentar entablar una conversación con ella, ya que me caía muy bien.

- Vanya, no hemos tenido oportunidad de hablar mucho y me gustaría que tuviéramos una bonita relación de hermanas. ¿Qué te parece?

- Claro, T/n. ¿Te parece que cuando acabemos el entrenamiento hagamos una fiesta de pijamas aquí, en nuestro cuarto? Solo tú y yo.

- ¡Perfecto! Me encanta la idea, Vanya. -respondí entusiasmada.

- Quedamos después del entrenamiento, entonces. -dijo ella.

Nos cambiamos y bajamos al salón, donde todos tuvimos que esperar a Allison durante 10 eternos minutos. Cuando finalmente apareció "la diva" nos pusimos en marcha y salimos a la calle, donde Reginald nos pidió que le diéramos 3 vueltas a la manzana a ver quién llegaba primero. 

La carrera fue muy intensa. Cuando empezamos, Luther iba el primero, luego iba Diego, después Cinco y por último yo. Yo me teletransporté varias veces para colocarme justo delante del primero y Cinco me copió. Solo nos quedaba una vuelta y Cinco me llevaba ventaja, así que intenté teletransportarme delante de él, pero estaba agotada y ya no podía. Pero saqué las últimas fuerzas que me quedaban y, sin hacer trampas, adelanté a Cinco corriendo y gané la carrera.

Reginald me miró sorprendido y orgulloso. Cuando todos llegamos, papá regañó a Klaus por pasar de todo y ir andando las 3 vueltas. Nos mandó hacer algunas pruebas más y finalmente terminamos. 

Corrí hacia la habitación de Vanya, pero Cinco me agarró del brazo y me dijo que si quería ir a su habitación. Yo le respondí que nada me gustaría más, pero había quedado con Vanya. Me miró con carita de pena y lo besé rápidamente en los labios prometiéndole que mañana haríamos algo bonito los dos solos. A él pareció gustarle la idea porque sonrió y me volvió a besar. Yo lo miré alejarse y entré al cuarto de Vanya, donde me estaba esperando sentada en la alfombra que había en el suelo y con una bandeja con zumos de naranja y galletas.

- Hola, Vanya. -la saludé.

- Hola, T/n. Si quieres, cámbiate de ropa, yo te espero.

- Vale, no tardaré. -dije cogiendo el pijama que me habían dado con el logo de la academia. Me lo puse y me senté enfrente de Vanya.

Juntos en el apocalipsis (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora