Un día, cuando me desperté en la habitación de Cinco, él seguía durmiendo, así que bajé a la cocina para hacerme un café y allí estaba Grace.
- Hola, mami. -dije saludandola.
- Hola, hija. ¿Quieres tortitas para desayunar? -dijo ella con una sonrisa triste.
- ¡Vale! -dije sonriendo.
- Enseguida te las preparo.
Se puso a hacerme las tortitas y en eso bajó Cinco con el pelo revuelto.
- ¡Buenos días! Uy, Cinco, jajaja. ¿Tú te has visto? -dije riendo.
Grace se giró, me puso el plato de tortitas en la mesa y fue hacia Cinco para peinarlo.
- Cinco, ven aquí, anda. -dijo peinándolo con las manos.
- Ay, mamá. ¡Para! Jajaja, mami, para. Ya no tengo ocho años. -dijo él riendo.
Yo no podía parar de reír y Grace me dijo:
- T/n, hija. Más despacio o te vas a ahogar.
Yo me atraganté y empecé a toser mientras me reía.
- ¡T/n! ¡Respira! Jajaja -decía Cinco mientras reía.
Yo seguía tosiendo y mamá me empezó a dar toquecitos en la espalda para que dejara de toser. Cuando surtió efecto, le di un beso en la mejilla a Grace y me acabé las tortitas. Me levanté de la silla, besé a Cinco en la frente y subí corriendo las escaleras. Al llegar arriba me choqué con Luther y nos caímos al suelo los dos.
- ¡Hostia, Luther! Perdóname, no te he visto.
- Jajaja, no te preocupes hermana. -dijo tendiéndome la mano para levantarme del suelo.
Yo la agarré y él tiró de mí para ponerme de pie.- Ah, T/n. Una cosa. Allison me ha dicho que te diga que vayas a su habitación.
- Vale, voy ahora mismo. ¡Gracias, Luther! -dije corriendo por el pasillo.
Cuando llegué a la habitación de Allison, toqué a la puerta y la vi sentada en la cama con un montón de hilos de colores.
- ¡Hola, Allison! -dije muy contenta.
- ¡Buenos días, hermanita! -dijo ella sonriendo.
Me senté en su cama de cara a ella y le pregunté:
- ¿Para qué es esto? -pregunté señalando los hilos.
- ¡Pues para hacer pulseras! -exclamó ella. He pensado que como hoy es un día triste ya que es el funeral de Ben, podríamos hacer algo divertido y se me ha ocurrido hacer una fiesta de pijamas en el desván. Para eso estoy haciendo las pulseras, ¿sabes? Y quería que me ayudases.
- ¡Que buena idea! -dije emocionada.
- ¿Me ayudarás a prepararlo todo?
- ¡Claro que sí! Venga te ayudo a hacer las pulseras.
Nos pasamos toda la mañana haciendo pulseritas para todos, incluido Ben.
- T/n, Allison. Tenéis que vestiros porque vamos a salir al jardín para enterrar a Ben en media hora. -dijo Diego entrando por la puerta.
- Vale. -respondimos Allison y yo al unísono.
Diego se quedó en la puerta mirándonos.
- ¡Diego! ¡Vete y cierra la puerta! -le gritó Allison.
- ¡Uy, perdón! -se disculpó él.
Allison me cogió del brazo y me llevó a su armario.
- Elige lo que quieras de aquí.
Yo miré toda la ropa negra que Allison tenía en el armario y elegí un vestido con falda de vuelo y manga larga.
- ¡Buena elección! -dijo ella.
- Gracias, Allison. -sonreí.
- No hay de qué, hermanita. Ahora corre, cámbiate. -dijo ella sonriendo.
Me fui corriendo al baño de su habitación y me cambié. Me recogí el pelo en una trenza y me coloqué bien el collar que me regaló Cinco. Salí y vi a Allison con otro vestido negro y ajustado con manga larga también.
- ¡Dios, Allison! ¡Estás preciosa! -dije al verla.
- ¡Gracias! Tú también. Ahora, ¡los zapatos! Mira, tengo estos tacones... -empezó a decir ella.
- Gracias, Allison, de verdad. Pero prefiero ponerme mis Converse.
- Pero son azul marino. Esas no. Mira, te regalo estas que son negras y no me las pongo. -dijo sacando unas Converse negras del zapatero.
- Jo, gracias. -dije cogiéndolas.
Me las puse y abracé a Allison antes de salir de la habitación para ir a la de Cinco. Toqué a la puerta y él me dejó pasar. Cuando entré, se estaba poniendo una corbata con dificultad.
- ¡Joder! ¿Quién inventó las putas corba...? -paró de hablar en cuanto me vio. -¡Wow, T/n1 ¡Estás muy guapa!
- Jajaja, gracias. Tú también. Ese traje te queda genial. -dije riendo.
- Sí, bueno. Pero no hay manera de ponerme la corbata. -dijo quitándosela.
- Ay, Cinco. Trae. -dije quitándosela de la mano. Se la puse mientras él me miraba sonriendo.
- ¡Listo! -dije dándole un golpecito en el pecho.
Él se rió y me besó tiernamente en la cabeza. Sonreí y salí de la habitación para ir a la de Vanya. La puerta estaba entreabierta, así que toqué suavemente con los nudillos y ella, susurrando, dijo:
- Pasa.
Entré y la vi llorando y abrazada a un osito de peluche amarillo.
- Eh, eh, Vanya. ¿Qué te pasa, hermanita? Ven aquí, anda. -dije abrazándola.
- Es que... es que no puedo asimilar que Ben... que Ben ha muerto. No, no. No puedo, T/n. -dijo con voz entrecortada.
- Vanya, escúchame. Ben ahora está en un sitio mejor y...
- No, T/n. No me entiendes. Ben y yo éramos inseparables y ahora... -dijo llorando más fuerte.
- Ahora me tienes a mí. Y a Klaus. Y también a Cinco. Nos tienes a todos, Vanya. A mí también me ha costado asimilar la muerte de Ben. Y la de mi madre también. Pero de la de Ben han pasado dos semanas. Y de la de mi madre ha pasado un mes. -dije dándole un besito en la nariz.
- Gracias, T/n. Gracias por los ánimos. Ya estoy mucho mejor. -dijo secándose las lágrimas y levantándose del suelo.
Yo me levanté también y la ayudé a elegir su ropa. Cuando se vistió le agarré la mano y bajamos juntas al jardín. Me encontré a mamá justo antes de salir.
- Hola, mami. -la saludé.
Ella me miró y estaba igual que el día que murió Ben.
- T/n, ¿te importaría darme la mano? -me preguntó ella.
- Sí, claro, mami.
- Gracias, hija.
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Juntos en el apocalipsis (Terminada)
Random- Mami, ¿cómo conociste a papi? - ¡Sí, sí cuéntanos! - Está bien, sentaos en el sofá y os lo contaré todo. Yo era una chica de 13 años que vivía con sus padres en una humilde casa en una ciudad. Pero un día como otro, mis padres estaban peleando en...