Capítulo 51: ¿Qué tiene de malo?

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- Bueno, hijos. Ahora continuaré yo con la historia, ¿os parece?

- Sí, mami.

- ¡Vale!

- Bueno, pues venga.

Cinco seguía encima de mí cuando de repente oí como alguien abría la puerta. Era Diego. Abrió y miró dentro, pero sin que yo pudiera hacer nada, salió corriendo de allí. Me lo estaba pasando genial con Cinco y no quería ir a por Diego, porque había esperado tres años para ese momento. Cunando acabamos, Cinco se bajó y se tumbó a mi lado. Yo apoyé mi cabeza en su pecho y me quedé dormida mientras él me acariciaba el pelo.

A la mañana siguiente, cuando me desperté, Cinco seguía en la cama desnudo, al igual que yo. Sonreí al verlo dormido y lo besé en la cabeza. Me levanté con cuidado para que no se despertase y me puse unos pantalones cortos y una de sus camisas. Bajé a la cocina, donde me encontré a Diego. Asumí que esa sería mi oportunidad de explicarle lo ocurrido. 

- Buenos días, Diego. -lo saludé sonriendo.

- Hola, T/n. -dijo él muy serio.

- Oye, Diego. Sé que ayer entraste en la habitación de Cinco y nos viste. Yo... eh... Supongo que pensarás que somos muy jóvenes o algo, pero a mí no me lo parece. Es que... llevo sin verlo unos tres años y... A ver, ¿qué tiene de malo?

- ¡Pues que tu primera vez ha sido con él en vez de conmigo! -dijo Diego arrepintiéndose de lo que había dicho.

- ¿Q-quéee? ¿Es que... es que t-tú... estás enamorado de mí, Diego? -pregunté asombrada.

- Pues sí, joder. Desde el primer maldito momento que te vi. Y llevo enamorado de ti desde ese día, T/n. Lo que pasa es que tú jamás me has visto de la misma manera que yo te veo a ti. Y no creo que lo hagas porque Cinco te quiere para él solito y no deja que te juntes con más personas.

- Diego, no. Eso no es verdad. Cinco me da toda la libertad que me de la gana. Y aunque sea libre, no voy a serle infiel contigo ni con nadie. Entiéndelo ya, Diego. -dije enfadada.

- T/n... -empezó a decir. 

Yo no quería escuchar ni una sola palabra más y me teletransporté a la habitación de Cinco. él seguía durmiendo, así que decidí volver a quitarme la ropa para que no pensara que estaba incómoda y me tumbé a su lado. Me quedé mirándolo con mi cabeza apoyada en mi mano. Luego, pasé mis dedos sobre sus abdominales y después me tumbé colocando mi cabeza en su hombro. Me volví a quedar dormida y soñé con mi madre, con Grace y con Reginald. Cuando desperté, Cinco ya lo había hecho y me estaba mirando.
- Buenos días, preciosa. -dijo dándome un beso.
- Buenos días, Cinco. -dije sonriendo.

Juntos en el apocalipsis (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora