- Bueno, hijos. Ahora continuaré yo con la historia, ¿os parece?
- Sí, mami.
- ¡Vale!
- Bueno, pues venga.
Cinco seguía encima de mí cuando de repente oí como alguien abría la puerta. Era Diego. Abrió y miró dentro, pero sin que yo pudiera hacer nada, salió corriendo de allí. Me lo estaba pasando genial con Cinco y no quería ir a por Diego, porque había esperado tres años para ese momento. Cunando acabamos, Cinco se bajó y se tumbó a mi lado. Yo apoyé mi cabeza en su pecho y me quedé dormida mientras él me acariciaba el pelo.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, Cinco seguía en la cama desnudo, al igual que yo. Sonreí al verlo dormido y lo besé en la cabeza. Me levanté con cuidado para que no se despertase y me puse unos pantalones cortos y una de sus camisas. Bajé a la cocina, donde me encontré a Diego. Asumí que esa sería mi oportunidad de explicarle lo ocurrido.
- Buenos días, Diego. -lo saludé sonriendo.
- Hola, T/n. -dijo él muy serio.
- Oye, Diego. Sé que ayer entraste en la habitación de Cinco y nos viste. Yo... eh... Supongo que pensarás que somos muy jóvenes o algo, pero a mí no me lo parece. Es que... llevo sin verlo unos tres años y... A ver, ¿qué tiene de malo?
- ¡Pues que tu primera vez ha sido con él en vez de conmigo! -dijo Diego arrepintiéndose de lo que había dicho.
- ¿Q-quéee? ¿Es que... es que t-tú... estás enamorado de mí, Diego? -pregunté asombrada.
- Pues sí, joder. Desde el primer maldito momento que te vi. Y llevo enamorado de ti desde ese día, T/n. Lo que pasa es que tú jamás me has visto de la misma manera que yo te veo a ti. Y no creo que lo hagas porque Cinco te quiere para él solito y no deja que te juntes con más personas.
- Diego, no. Eso no es verdad. Cinco me da toda la libertad que me de la gana. Y aunque sea libre, no voy a serle infiel contigo ni con nadie. Entiéndelo ya, Diego. -dije enfadada.
- T/n... -empezó a decir.
Yo no quería escuchar ni una sola palabra más y me teletransporté a la habitación de Cinco. él seguía durmiendo, así que decidí volver a quitarme la ropa para que no pensara que estaba incómoda y me tumbé a su lado. Me quedé mirándolo con mi cabeza apoyada en mi mano. Luego, pasé mis dedos sobre sus abdominales y después me tumbé colocando mi cabeza en su hombro. Me volví a quedar dormida y soñé con mi madre, con Grace y con Reginald. Cuando desperté, Cinco ya lo había hecho y me estaba mirando.
- Buenos días, preciosa. -dijo dándome un beso.
- Buenos días, Cinco. -dije sonriendo.
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Juntos en el apocalipsis (Terminada)
Random- Mami, ¿cómo conociste a papi? - ¡Sí, sí cuéntanos! - Está bien, sentaos en el sofá y os lo contaré todo. Yo era una chica de 13 años que vivía con sus padres en una humilde casa en una ciudad. Pero un día como otro, mis padres estaban peleando en...