Capítulo 39: Hecha una mierda

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- Tranquilo, Klaus. Voy a solucionar esto. -le prometí dándole la mano.

- Eso espero, T/n. Esos hijos de puta se merecen morir. -dijo él.

Como hacía frío, Klaus y yo nos subimos con nuestros hermanos a la habitación. Cinco no estaba en ningún lado. Sabía que estaba enfadado conmigo, pero ¿marcharse sin más? Ni siquiera me dejó disculparme. Era imposible que Cinco quisiera mandar todo a la mierda por una pequeña discusión.

- ¿Alguien ha visto a Cinco? -pregunté preocupada.

- No. Se fue justo después de que discutierais y no ha vuelto aún. -dijo Diego.

- ¿Habéis roto? -dijo Luther.

- ¡Luther! ¡Deja en paz a T/n! ¡Seguro que solo ha sido una discusión tonta! ¿No, T/n? -dijo Allison. 

- Es que... -dije con los ojos llenos de lágrimas. -Es que ya habíamos discutido antes de venir. 

- Oh. Lo siento. -dijo Allison.

En ese momento la puerta se abrió. Yo esperaba que fuese Cinco para correr hacia él y abrazarlo, pero no era él. Eran Reginald y Grace que venían de hablar con la enfermera.

- Niños, nos vamos a casa. -dijo Reginald con la misma mirada indiferente de siempre.

Grace estaba detrás de Reginald secándose las lágrimas con un pañuelito blanco. Yo corrí hacia ella como si fuera una niña y la abracé. Ella me devolvió el gesto y por fin asumí que ella sería mi madre ahora, aunque eso no significaba que olvidaría a mamá.

- Tranquila, mamá. Todo se va a arreglar. -dije llorando. 

A ella le sorprendió que la hubiese llamado mamá, pero me abrazó más fuerte y me dijo:

- T/n, cariño. No sabes la ilusión que me da oírte llamarme mamá. Aunque jamás debes olvidar a tu madre biológica, ¿vale, cielo?

- Sí, mami. -le dije sonriendo.

Ella sonrío y me cogió de la mano. Los demás se levantaron de sus sitios y caminaron hacia la puerta de la habitación para salir. Nos montamos en el ascensor. Sentí a Grace muy, muy triste. Sabía que la pérdida de un hijo era algo muy triste, pero ella era muy transparente. Se le notaba mucho. Como estaba tan mal, no solté su mano hasta que llegamos a la limusina, donde tuve que sentarme al lado de Allison y Vanya. Seguía sin saber dónde estaba Cinco, pero los demás no parecían preocupados.

- T/n, no te preocupes por Cinco. Cuando se enfada huye unas cuantas horas y luego vuelve. Estará en casa dentro de un par de horas. -dijo Allison como si me leyera el pensamiento.

- ¿Cómo sabes que estoy pensando en él? -pregunté confusa.

- Se te nota. Al principio, yo también lo hacía. Me preocupaba mucho por él cuando se iba, pero siempre volvía. Ahora ya no me preocupo tanto. Sé que volverá.

- Jo, gracias Allison. De verdad. -dije apoyando mi cabeza en su hombro.

- De nada.

Llegamos a la academia y allí reinaba el silencio. Me dolía entrar allí con un hermano menos. Era una sensación horrible, como si me faltase algo. Quise alejar esos pensamientos de mi cabeza, así que subí a la habitación de Vanya y, sin cambiarme de ropa siquiera, me acosté en la cama y lloré. Lloré hasta que no me quedaron lágrimas. Tenía que sacar todo lo que me había estado guardando. Alguien tocó a la puerta y yo levanté la cabeza, deseando con todas mis fuerzas que fuera Cinco. Suspiré al ver que en la puerta estaban Vanya y Klaus, mis mejores amigos. Me levanté para abrazarlos.

- Klaus, si quieres puedes dormir en la litera de arriba y T/n y yo dormiremos en la de abajo. Es que no quiero separarme de vosotros. -dijo Vanya.

- Sí, vale. ¿Por qué no? -dijo él.

Yo me solté y fui a la cocina a por un vaso de agua. Allí estaba Diego, llorando mientras miraba por la ventana.

- Diego... -susurré.

Él, al reconocer mi voz, se giró y, secándose las lágrimas, dijo:

- Hola, T/n. ¿Cómo estás?

- Estoy bien. -mentí.

- Quiero que me digas la verdad. -dijo Diego.

- Pues la verdad es que estoy hecha una mierda, Diego. Hace poco murió mi madre y ahora muere mi hermano adoptivo. Encima, mi novio se ha ido por ahí y no está aquí para abrazarme y decirme que todo va a salir bien. -dije llorando.

Diego se acercó a mí, me abrazó y dijo susurrando:

- Todo va a salir bien.

- Gracias, Diego.

Me separé de él dedicándole una sonrisa triste y cogí el vaso de agua. Subí las escaleras lentamente y me dirigí al cuarto de Vanya, donde ella y Klaus estaban manteniendo una conversación:

- Es que es un capullo. En vez de estar aquí apoyando a su novia, se ha ido a no sé dónde y la ha dejado aquí destrozada. -dijo Klaus.

- Ya. Y cuando vuelva, va a seguir sin hablarle a T/n y ella va a tener que disculparse. -contestó Vanya.

Yo hice como si no hubiera escuchado su conversación y entré a la habitación. Dejé el vaso de agua en la cómoda y me acosté en la cama junto a Vanya.

- Buenas noches chicos. Os quiero. -dije muy triste.

- Yo también te quiero, enana. -dijo Klaus.

- Buenas noches, T/n. Te quiero mucho, lo sabes, ¿no?

- Sí, Vanya. Claro que lo sé. -dije sonriendo.

Intenté quedarme dormida, pero no pude. Y Klaus y Vanya ya lo habían hecho. Me empecé a agobiar y me levanté con cuidado para no despertar a Vanya. Salí de la habitación e, inconscientemente, salí de la academia y me dirigí al sitio donde Cinco y yo nos besamos por primera vez.     

Juntos en el apocalipsis (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora