Estaba lloviendo cuando mamá y yo salimos. Yo cogí dos paraguas negros. Uno para ella y otro para mí. Ella me lo agradeció dándome un beso en la mejilla. Luego, se soltó de mi mano y fue a abrazar a Reginald. Él la recibió cubriéndola con el paraguas y acariciando su cara.
Yo me fui a donde estaba Cinco, que me metió dentro de su paraguas y me abrazó. Pogo, el mayordomo (que era un mono), salió con el féretro de Ben en brazos y lo dejó fuera para que le dijéramos adiós a nuestro hermano por última vez. Primero fue Luther, luego Diego, después Allison, a continuación Klaus, detrás fue Cinco, después de él fue Vanya y por último yo.
Dejé la pulsera que le hice a Ben anudada al asa del féretro y dije:
- Te echaré de menos, Ben. Te quiero muchísimo.
Rompí a llorar y fui con Cinco para que me abrazara, pero él también estaba llorando. Me agarró de la cintura y me pegó a él. Yo lo abracé por el cuello y así nos quedamos. Notaba como su pecho, al igual que el mío, subía y bajaba rápidamente. Me solté y vi como Reginald ayudaba a Pogo a enterrar el ataúd. Reginald lo ayudaba con su cara indiferente de siempre a echar la tierra en el agujero. Miré a mi izquierda y vi a Allison y a Luther abrazados. Luego, miré a la derecha y estaban Diego y Vanya agarrados de la mano y Klaus, que no llevaba paraguas, llorando mientras se mojaba. Cuando el ataúd ya estuvo enterrado, Cinco me agarró de la mano y fuimos juntos adentro. Los demás nos siguieron y nos dirigimos al comedor para cenar.
La cena fue triste, porque yo estaba acostumbrada a molestar a Ben, que siempre se sentaba a mi lado y ahora ya no podía. Su sitio estaba vacío y frío. No podía ni mirarlo porque me ponía enferma. No comí nada, a pesar de que Grace había preparado uno de mis platos favoritos. Ella estaba destrozada. Me dio muchísima pena verla así. Así que me prometí a mí misma que buscaría justicia para mi hermano.
Cuando acabamos de cenar, los hermanos Hargreeves nos reunimos en el desván y Allison nos puso las pulseras que hicimos por la mañana a cada uno de nosotros.- Wow, ¡son preciosas, chicas! -dijo Klaus.
- Gracias, Klaus. -dijo Allison.
Cuando todos nos sentamos, Klaus se levantó y nos mandó callar con un gesto.
- Bueno, chicos. Como habréis podido notar, hace ya una semana y media que no bebo. T/n me ha ayudado a dejarlo para así poder hablar con Ben. Y hoy es la gran noche de intentarlo. -dijo sonriendo.
- Espera, espera. ¿Vas a invocar a Ben? -preguntó Diego.
- Sí. Así todos podremos decirle lo que sentimos.
- ¡Eso es genial! -exclamó Vanya.
- Klaus, hazlo ya. -dijo Cinco impaciente.
Klaus se puso a ello y cuando por fin lo consiguió empezó a hablar:
- ¿Ben? ¡Ben! ¡Soy yo, Klaus!
- ¿Klaus? ¿Está Ben ahí? -pregunté nerviosa.
- Sí, T/n. Está aquí. -respondió.
Yo me levanté y corrí a abrazarlo.
- Klaus, ¡lo has conseguido! Te quiero. -dije mientras lo abrazaba.
- Yo también te quiero, enana. -me respondió.
Yo me solté y le pedí a Klaus que me dejase decirle algo a Ben.
- Te escucha, T/n. -dijo convencido.
Yo asentí y me coloqué justo en frente de donde Klaus me dijo que estaba Ben.
- Ben... Ben, tu... Tu m-muerte... tu muerte ha sido mi culpa. -empecé a decir sin poder controlar las lágrimas.
- Eh, eh. No, T/n. También es mi culpa. -dijo Cinco acercándose a mí y rodeando mi cintura con sus brazos.
- Bueno, sí. Nuestra culpa. -dije señalándonos a Cinco y a mí.
Luego, le conté al espíritu de Ben lo que causó su muerte mientras lloraba. Cuando acabé, Klaus me dijo que Ben me dijo que no tenía importancia, que tenía que intentar proteger a la familia y que me quería.
Después de mí, fueron todos mis hermanos. Cada uno diciendo algo distinto. Pasada una hora, dejamos la tristeza de lado y comenzamos a divertirnos. Jugamos al armario del amor, donde básicamente tienes que encerrarte en un armario a oscuras con la persona a la que apunte una botella después de que la gires. Yo empecé y, por suerte, me tocó entrar al armario con Cinco. Allí dentro, él se acercó mucho a mí y me besó. Comenzamos a besarnos intensamente y él me empujó contra una de las paredes del armario. Se escuchó un golpe y Diego, con un tono de sarcasmo, dijo:
- Oye, ¡que corra el aire!
Nosotros nos reímos y Cinco empezó a besarme el cuello con cariño. Y, justo en el mejor momento, Klaus abrió la puerta y riendo, dijo:
- ¡Se acabó el tiempo!
Cinco y yo nos separamos riéndonos y fuimos juntos a sentarnos. Muchas parejas distintas entraron al armario, pero Cinco y yo decidimos respetar nuestra relación y no besamos a nadie.
Nos tocó a Klaus y a mí como última pareja y allí dentro hablamos de lo que yo había hecho con Cinco en el armario y él me dio un consejo para cuando lo hiciéramos de verdad. Yo me reí y le dije que tendríamos que animar un poco la fiesta con bebidas. Él sonrió, me abrazó y dijo:
- Que suerte la de Cinco al tenerte como novia.
Yo sonreí y contesté:
- Tú también tienes suerte al tenerme como mejor amiga. Y yo igual.
Salimos del armario cuando el tiempo se cumplió y decidimos que nos íbamos a beber una botella de Vodka entre los 7. Pero no. Primero una botella, luego dos, tres y así hasta cuatro botellas que nos bebimos. Todos íbamos ciegos de alcohol y decidimos dormirnos antes de hacer ninguna tontería. Yo me acosté en una manta con cojines que había en el suelo y Cinco se durmió a mi lado.
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Juntos en el apocalipsis (Terminada)
Random- Mami, ¿cómo conociste a papi? - ¡Sí, sí cuéntanos! - Está bien, sentaos en el sofá y os lo contaré todo. Yo era una chica de 13 años que vivía con sus padres en una humilde casa en una ciudad. Pero un día como otro, mis padres estaban peleando en...