Capítulo 52: Todo olvidado

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Nos vestimos y bajamos a desayunar. Todos estaban en la cocina y cuando nos vieron llegar, Klaus se levantó y fue a por Cinco. Lo cogió de la corbata y le dijo:

- Espero que cuando hable con T/n me diga lo mismo porque si no, te mataré.

- ¿Qué demonios estás diciendo, Klaus?-dijo Cinco confundido.

- ¿Te dio su consentimiento para lo que hicisteis anoche?

- ¡Pues claro que sí, idiota! Yo jamás le haría daño.

- Está bien. Perdona, hermano. -dijo Klaus abrazándolo.

- Ay, Klaus. Quítate. -dijo Cinco apartándose de él.

- Sigues igual de amargado, ¿lo sabías?

- Ajá.

Klaus volvió a por mí y me puso su mano alrededor de mi hombro.

- T/n, anoche Cinco no te obligó a hacer nada, ¿no? -me dijo muy serio.

- Claro que no.

- ¿Segura? -dijo mirándome a los ojos. Estaba drogado.

- Segura. Oye Klaus, ¿no habías dejado ya lo de las drogas? -le pregunté acariciando su cara.

- Sí, pero cuando te fuiste todo fue una mierda. -contestó con lágrimas en los ojos.

- Pero ahora estoy aquí. Te ayudaré a dejarlo, ¿de acuerdo?

- Sí, hermanita.

Me separé de él y fuimos a desayunar. Todos reíamos y bromeábamos pero Diego no. Yo me sentí mal y me prometí a mí misma que hablaría con él antes de que acabase la semana porque era mi hermano y me importaba. Y no iba a dejar que la tontería por la que discutimos nos separase. Él siempre había estado allí para mí y seguiría estando. Al fin y al cabo era mi hermano.

Cuando acabamos de desayunar, todos los Hargreeves quedamos en el desván para jugar a juegos de mesa, hablar de cotilleos y comer donuts de los que hacía mucho que no comíamos. Yo le dije a Cinco que iría con Diego a por los donuts porque necesitaba hablar con él.

- Vale, pero vuelve rápido, ¿sí, bonita? -dijo Cinco.

- Sí, cariño. Te veo luego. -dije dándole un beso en los labios.

Me teletransporté a la habitación de Diego para decirle que me acompañara. Al principio se negó, pero conseguí convencerlo. Salimos de la academia y Diego dijo:

- Sé que has querido que te acompañe para que pudieras hablar conmigo sin que Cinco se entere.

- No es para que Cinco no se entere, eso me da igual. Solo quiero hablar contigo, Diego. Siento como me he puesto contigo esta mañana. No debí haberte hablado así. Lo siento. Y quiero que las cosas vuelvan a ser como antes. -dije parándome en seco.

Él se paró también y me dijo:

- T/n, no va a volver a ser como antes. Ambos recordaremos que me molestó que perdieras tu virginidad con Cinco y no conmigo y será incómodo.

- No, Diego. No tiene por qué serlo. Yo ya lo he olvidado y tú deberías hacerlo también. Te quiero muchísimo y eres mi hermano, pero Cinco es mi novio. -dije yo acariciando su mejilla suavemente.

Él colocó su mano encima de la mía y sonrió.

- Vale, todo olvidado, ¿sí? -dijo sonriendo.

- Perfecto.

Él me rodeó los hombros con su brazo y fuimos a por los donuts charlando alegremente. La verdad es que estaba muy contenta de haber arreglado las cosas con Diego. Cuando llegamos a la cafetería, estaba totalmente llena y entonces, vi a Agnes. Salté la barra y la abracé muy fuerte. Ella lloraba y a mí se me saltaron las lágrimas. Me separé de ella y Agnes me puso su mano en la mejilla y dijo:

- Ay, T/n. ¿Por qué no me cuentas las cosas, hija?

- ¿Qué cosas sabes, Agnes? -le pregunté confundida.

- Sé que tu madre murió y que ese de ahí no es tu novio, ¿no es así? -dijo ella mirándome con cariño.

- Sí, mamá murió hace unos años. Y no, no es mi novio. Él es Diego Hargreeves, mi hermano adoptivo. -contesté mirando a mi hermano.

- ¡Hola! -la saludó él.

Agnes le sonrió y me preguntó qué íbamos a tomar.

- Dos cajas de donuts, por favor. -le dije cariñosamente.

- Ahora mismo, preciosa. -dijo cogiendo unas pinzas.

Juntos en el apocalipsis (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora