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CAPÍTULO LVIII
Cafuné


—Sh. Sólo... Puedes mimarme, pero callado, por favor.

—¿Mi voz te aturde? —Yeonjun acarició la cabellera azabache de su menor, esa esparcida por sus muslos.

—Sí —asintió limpiando sus propias lágrimas, no había dejado de llorar por las pasadas dos horas.

Hipofrenia, si bien; sentía que ya no tenía razones por las cuales llorar, o tal vez las de siempre, pero justo ahora estaba lagrimeando sin razón alguna.

—Gyu —aludió el mayor.

—¿Mmm? —sintió una mano sobre su frente, igualmente se dejó hacer.

—Tienes fiebre.

—Sí, lo sé, ayer empezó —acotó como si nada.

—¿Y si estás enfermo?

—No sé —se rodó para mirar al rostro del mayor desde sus muslos—, igualmente ya lo estoy.

Yeonjun se inclinó rápidamente para dar un beso en sus labios de forma rápida— Deberías ir a un doctor.

—No tengo ganas de eso, Yeonjun.

—¿Y de que tienes ganas entonces?

Beomgyu volvió a acomodarse sobre su regazo, esta vez, tomando las cobijas a sus pies para cubrirse— Dormir.

—Mejor date un baño.

—No, no quiero, el agua está fría.

—Ese es el punto.

—No me quiero levantar, gracias por tu sugerencia, ahora haz silencio, las almohadas no hablan.

Yeonjun escondió sus dedos entre las hebras del cabello adverso, suspirando de momento.

De repente, sintió como el menor sollozaba. Ahí iban otra vez.

—¿De nuevo te sientes mal? —preguntó el peliazul de inmediato.

—No sabes lo difícil que es esto —arrancó con algunos sollozos más pronunciados mientras se levantaba para quedar sentado junto al peliazul—. Me da impotencia no poder hacer nada... P-para detener... esto.

Choi Yeonjun enseguida le atrajo en un abrazo, escuchando los jadeos lamentables de Beomgyu perfectamente.

—Detesto esto, maldición, lo odio, lo odio tanto. No sé c-cómo pararlo... ¿Qué... q-qué puedo hacer?

Era tan cierto, tan real. Verídico.
No sabía qué hacer o cómo dirigirse al  muchacho.
Tampoco sabía cómo se sentía, era verdad.

—¿No tienes hambre, bebé?

—¿Cómo se t-te ocurre preguntarme eso ahora? —le miró limpiando sus lágrimas mientras un leve color salmón se paseaba por sus pómulos.

—¿Es un no?

—... Sí, sí tengo.

—Vamos para que comas algo entonces.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora