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CAPÍTULO VIII
Ansiedad, depresión, fobia social y un intento de suicidio; ¿Lo que dicen de Choi Beomgyu es cierto?





¿Ya era receso?

—Hola, Choi Yeonjun —espetó volviendo a mirar su celular.

—Me dejaste en visto de nuevo —puchereó tomando asiento en el pupitre siguiente al que estaba Beomgyu.

—Mmm, me quedé sin batería —se excusó.

—Ah —asintió con la cabeza varias veces—. ¿Qué haces?

—¿Qué no ves? —enarcó una ceja sarcásticamente mirando a su contrario.

—Estás en tu celular, pero, me refería a qué hacías específicamente.

—Aún me sorprende que no asimilaras el hecho de que te dije que lo que yo haga es privado —rodó los ojos sin ser visto por su contrario, sí, estaba empezando a acostumbrarse a la actitud de su mayor, pero no la aceptaría.

—Siento que cada vez que hablo contigo me tratas peor —sonrió forzado.

—Ah. Quizá —se encogió de hombros, miró a su contrario y notó un pequeño mohín de disgusto—. Estoy leyendo —se resignó hablando en un tono neutral, como si el pequeño mohín fuera alguna especie de amenaza que le hiciera hablar, sí o sí.

Yeonjun levantó la mirada, sonrió ampliamente achicando sus ojitos— ¿Qué lees?

—Ash —bufó bajito—. Un libro digital.

—Có-

—No preguntes cómo se llama porque de todos modos no sabrás cuál es —interrumpió mirándole con los ojos casi entrecerrados—. Tú ni siquiera tienes pinta de leer cuentos infantiles —supuso cortante, en su defensa, sólo estaba aplicando lo que aprendió en Orientación, estaba dando su punto de vista.

—Auch —simuló dolor en el pecho tomándose firmemente este con sus manos—. Yo sí leo, de hecho, mi madre es escritora —dijo aquello último en el típico tono infantil, el que utilizan los niños cuando dicen que lo suyo es mejor que lo de otro.

—Amm, interesante, pero hubiese sido mejor si te hubiera preguntado sobre tu madre —espetó arrugando la nariz.

—¡Beomgyu! —se quejó como niño pequeño—. Ya deja de insultarme.

—No te estoy insultando —rio levemente, sonó tiernamente malévolo, Yeonjun lo notó.

—Entonces deja de tratarme mal —se cruzó de brazos seriamente.

—Así trato a todo el mundo, y no lo considero mal —apagó su celular y encaró finalmente a su mayor el de cabellos castaños.

Era muy lindo para ser muy irritante.

Le caía normal, ya lo había dicho, pero quizá su físico ayudó a que le cayera un poquito más de normal.

No eres superficial, Beomgyu.

—Pensé que no vendrías —le comentó a su mayor mirándole cada rasgo facial, su nariz, sus ojos rasgados y pequeños, sus labios rositas, su piel clara tirándole a ser apiñonada, sí, había llegado a una conclusión, era lindo, muy lindo, quizá era una de las razones por la que todos lo conocían dentro del colegio, probablemente era una de las razones por la que tenía muchos pretendientes y así.

—Vengo todos los días, ¿Por qué no vendría?

—Sí, sobre eso... ¿No tienes muchos amigos? digo, pierdes tu receso por estar molestando aquí.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora