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CAPÍTULO XXXIV
¡¿Qué no me preocupe dices?!

Ambos se tomaron un momento para contemplar el hermoso atardecer bañado de colores cálidos a través de la ventana del departamento, era increíble como el sol en su ápice del esplendor podía pintar de colores reconfortantes el firmamento.

Beomgyu era más cercano a la ventana, sacaba los antebrazos apoyados del marco mientras que Yeonjun mantenía un poco de distancia más atrás; un atardecer hermoso sin duda alguna, una imagen inédita para Choi Yeonjun.

—¿Avisaste a tus padres? —preguntó Yeonjun acercándose al pelinegro embelesado en la vista de la ciudad de Busan, el lugar no era tan malo si lo mirabas desde la perspectiva correcta.

Beomgyu volteó su cara dejando su perfil a la vista del otro— Sí.

—¿Y qué te respondieron? —cuestionó Yeonjun haciéndose espacio a un lado de la ventana.

—Un emoji.

Y si mal no recordaba, su madre le había enviado el emoji sorprendido sin ninguna palabra posterior. «:0»

—Hey, Gyu —el mayor le miró desde su lado—. ¿Qué tal si ya me ayudas en lo que te dije?

—¿Qué es eso en lo que quieres que te ayude exactamente? —zanjó Beomgyu, nada más esperaba que no fuera una de sus estupideces porque él mismo lo aventaba por la ventana en el momento.

—Sígueme —Yeonjun sonrió travieso y salió disparado como niño pequeño hacia la cocina, detrás le seguía Beomgyu rodando los ojos por décima vez.

Llegaron a la cocina del departamento, era moderna de tonos grisáceos, muy bien equipada y ambientada, con la iluminación perfecta y probablemente ajustable, tan pulcra... por ahora.

El mayor empezó a sacar de distintas partes de la cocina ingredientes y más ingredientes, boles, paletas de madera, batidora, etcétera. Beomgyu le miraba mientras se apoyaba con los antebrazos en la isla de la cocina.

—Hace poco vi en Instagram una receta que pensé que podríamos hacer, son brownies de Oreo y crema. Es como que siempre he visto cosas así y nunca las he hecho así que es el mejor momento para cumplir mi sueño frustrado —explicó el castaño deslizando su dedo por la mica de su celular, ojeando un poco la receta.

Beomgyu sólo se quedó callado mirándolo.

—Se llamaaa... Cookies and cream Brownies —dijo fascinado mientras dejaba el celular de lado.

El mayor se percató de el rostro de Beomgyu, era pensativo, profundo, su mirada era indescifrable, su cabeza ligeramente inclinada, parpadeaba en intervalos dos segundos mientras su mirada fluctuaba en el suelo, ¿Será que había dicho algo malo?

Se acercó a Beomgyu y se agachó hasta que su rostro quedó mirándole por debajo de su pecho, intentado buscar la mirada del otro que estaba enterradísima en el suelo.

—¿Se te perdió algo? —le sacó de su burbuja y enseguida Beomgyu levantó la mirada, Yeonjun se enderezó y le miró algo preocupado.

—No.

—¿Entonces, qué tienes? —preguntó arrugando el entrecejo y suavizando su tono de voz, volviéndola etérea.

—Es sólo que... —habló como si estuviera por confesar el secreto más grande del mundo, como si lo que dijera a continuación lo arruinaría por completo— yo siempre quise hacer brownies.

Yeonjun sonrió, maldición, Choi Beomgyu lo traía loco.

—¿Nunca habías hecho brownies, Gyunnie? —le apodó mirándolo apacible, esbozó una sonrisa aún más extensa y lo tomó del brazo para llevárselo al área donde había dejado los ingredientes.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora