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CAPÍTULO LIV
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—Yo te conozco —respondió él sentándose a su lado, esbozando una espléndida sonrisa, aunque no fue vista por el azabache.

Beomgyu pareció tensarse en cuanto el chico se inclinó hacia su rostro y le miró fijamente, demasiado cerca.

Entonces trepidó al sentir como su barbijo fue bajado por uno de sus finos dedos, descubriendo su rostro por completo.

—¡Sí te conozco! —volvió a decir, ahora más eufórico—. Eres Choi Beomgyu.

Había acertado, y eso le aterraba. Él no lo recordaba, menos con el barbijo que traía puesto.

Aterrador. Aún no captaba el punto.

—No sé quién eres... D-disculpa —él guardó su botella de agua rápidamente, dejando su sandwich a medio comer y metiéndolo en su mochila rápidamente, dispuesto a irse.

—¡Oh! ¿Seguro no me recuerdas? —el muchacho de tez blanca retiró su barbijo.

Y lo recordó finalmente, aunque a decir verdad, estaba muy cambiado para ser el mismo.

Ahora estaba... Parecía chico guapo de revista de chicas.

Wow.

Beomgyu podía reconocer lo atractivo que era.

—Eres primo... ¿Primo? No, primos no son, eres... No sé qué eres de Myungjun —balbuceó de inmediato posando uno de sus dedos en su mentón—. Pero te conozco.

—T-te recuerdo —titubeó. No Beomgyu, no era momento para hablar así—. ¿Ahn...?

—Seongmin, Ahn Seongmin —él sonrió hacia Beomgyu.

Beomgyu no le devolvió la sonrisa, pero sólo le miró a los ojos con algo de inseguridad.

Ese chico era una especie de chicle pegajoso con Myungjun, quizá su mejor amigo, pero no era como su hyung, Myungjun siempre iba a ser el más agradable para él.

Aunque Seongmin fuera más de físico, Myungjun era el del carisma.

—Mañana es tu cumpleaños —dijo él sorprendiendo una vez más al pelinegro—. MJ me lo mencionó.

Ah, sí, así le decía a Myungjun.

Beomgyu no le siguió hablando, en lugar de ello, subió el volumen de la música y se levantó.

El adverso también se levantó, Beomgyu al notarlo, apretó su mandíbula.

Aléjate, aléjate, por favor.

Nunca le agradó ese niño lindo, recordaba perfectamente cómo antes se refería despectivamente a él frente a su hyung pelirrojo.

A pesar de estar pequeño en ese entonces, podía sentir lo amargo de la sensación.

Y sólo por eso le desagradaba.

Subió su barbijo y suspiró, era momento de irse a casa.

—¿Te molesta si paso a dejarte un obsequio mañana? En serio quiero disculparme por cómo te traté, aunque fue hace mucho ¿No? Ya debiste superarlo.

Maldito aparato electrónico, ¿Qué eso no tenía más volumen? Quería dejar de escucharlo.

Empezó a caminar fingiendo calma, podía fingirla, pero no la tenía, no cuando Ahn Seogmin le estaba siguiendo y hablando justo a unos centímetros.

—Choi Beomgyu, escúchame —se atrevió a tomarle del brazo, bajando su barbijo nuevamente, Beomgyu se detuvo de pronto zafándose de su agarre.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora