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CAPÍTULO XV
Un partido de fútbol


El tercer día de la misma semana, Choi Beomgyu no pudo conciliar el sueño en toda la noche, terminó descansando a las seis y pico de la mañana para levantarse a las ocho de la misma.

Tenía clases luego de receso, una clase a la que todavía no se adaptaba, y esta misma clase cambiaba de horario por adaptación al tiempo de los profesores, a veces era el lunes, a veces era el viernes, esta semana era el miércoles.

No había organización, según Choi Beomgyu, y le molestaba porque él era el que se veía afectado en todo esto, no los profesores.

Al concluir el receso había un medio tiempo más para que los alumnos de la sección se cambiasen ya que la clase inicial para su sección era Educación física.

Al poner un pie en el instituto, Beomgyu caminó hacia los baños que yacían en el último piso de las instalaciones a rapidez de unas considerables zancadas, dichos baños que nadie usaba debido a que no había suficiente iluminación y tampoco constaba de agua, eran simples inodoros casi dañados y secciones de baño con puertas rotas y seguros inservibles.

Colocó su mochila en uno de los lavabos menos sucios y mojados, abrió aquel objeto y de allí sacó sus pantalones deportivos color vinotinto como lo requería el reglamento del instituto, su franela blanca impecablemente doblada sin ninguna arruga, sus zapatos deportivos del mismo color de la franela, y lo más importante según él, su sudadera del mismo color que la franela, sudadera manga larga que le ayudaría a ocultar sus heridas pasando por estar percibido; pero había un problema.

Sus heridas habían estado sangrando recientemente y había un noventa y ocho por ciento de probabilidades de que las manchas de sangre traspasaran la fina tela y mancharan de rojizo su blanca sudadera.

Pero, vamos, era Choi Beomgyu, el chico que hacía una lista mental por orden alfabético de lo que debería portar según los días de la semana; tenía vendas gruesas que paraban el flujo de líquido sanguíneo así que sin dudarlo enrolló su brazo en vendas para luego entrar a uno de los baños y cambiarse con su uniforme de Educación física.

Era la segunda vez que Beomgyu participaría en actividades físicas dentro de esta clase, la mayoría del tiempo recuperaba calificación en el rango teórico, pero, debido a las ordenes de su psicólogo y el avance que había estado marcando, empezó a integrarse de lleno justamente ese día.

Esta sería la primera vez que Beomgyu se dejaría ver con uniforme de Educación física.

Antes de salir, peinó con sus dedos su lacia cabellera azabache la cual le caía un milímetro más debajo de las cejas, secó un poco del sudor que ya se hacía corriendo por sus mejillas debido a la falta de corrientes de aire en el lugar, quería salir de allí lo más rápido posible, hacía calor y olía terrible.

Unos minutos más tarde Beomgyu se hacía mordiendo sus uñas por el simple motivo de sentirse observado por los demás, es que se planteaba el porqué y era lógico, Beomgyu era un chico atractivo, agradable a la vista, además, se veía muy bien en su uniforme de Educación física y extrañamente la sudadera que, según pensaban los demás, decidió agregarle, le daba un toque más visual, diferente; era imposible no mirarle con admiración o simple curiosidad; sin embargo, Beomgyu activó su trastorno postraumático pensando reiteradas veces que le miraban porque le estaban juzgando, no obstante, empezó a restarle importancia a medida de que pasaba el tiempo diciéndose mentalmente que no le daría interés a las opiniones ajenas y decidiría ignorarles como siempre lo hacía.

—Choi Beomgyu —le saludó Hueningkai acercándose al aludido quien lo único que le devolvió fue una mirada profunda y vacía—. ¿Eres bueno en el fútbol?

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora