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CAPÍTULO XLVI
Síndrome de abstinencia

Cuando recibió el mensaje de Beomgyu avisando que su doctor quería verle, Yeonjun frunció el ceño; pero le entusiasmaba que Beomgyu le estuviese escribiendo, eso figuraba que estaba bien.

Al cuestionarle acerca de sus ausencias el pelinegro lo dejó en visto.

Uy, todavía dolía a pesar de que Beomgyu solía estampar el célebre visto cada que podía.

Pero allí estaba, Taehyung lo había llevado hasta el tópico; Beomgyu le había enviado la ubicación para facilitarle las cosas a su hyung.

Yeonjun estaba callado, abstraído en un tenue silencio, sus ojos titubeantes a través de la ventana.

No sabía porqué estaba olímpicamente nervioso, pero allí estaban sus dedos fríos y temblorosos.

—¿Vengo por ti, o vas a hacer otra cosa? —Taehyung lanzó su enigma mirando al castaño muy enganchado con cualquier cosa que no fuera él.

Yeonjun no contestó, miró a Taehyung luego de un rato sin aun hacer amague de bajar del auto.

—¿Yeonjun? —aludió Taehyung.

—Ven por mí luego, debo hacer tarea —sus palabras fueron firmes, sin embargo, estaba arropado de intriga y nervios.

¿Beomgyu estaría allí?

¿Para qué querría su doctor hablar con él?

No recordaba haberle hecho alguna cosa mala a Beomgyu... o... ¡Oh, diablos! Quizá le provocó algún trauma aquel día que lo hizo volver al salón por agobiarlo, quizá le iba a reclamar porque después de tantos meses Beomgyu aún seguía con el trauma.

Se hacía disímiles escenarios en su cavidad cerebral acerca de los distintos motivos por los cuales aquel hombre quería hablarle, y estaba aterrándose cada vez más.

Al bajar del auto, ingresó al lugar subiendo unos pisos y caminando por un largo pasillo hacia el consultorio del Dr. Kim.

Cada paso que daba era fluctuante, sentía que cada vez que se acercaba a estar frente de esa puerta, sus nervios aumentaban. ¿Qué clase de persona sería ese tipo? Se imaginaba a un anciano cascarrabias con lentes diminutos, no sabía porqué.

En el momento en el que llegó al consultorio, la puerta de este mismo se abrió dejando ver a un hombre joven, castaño, parecía de unos veinte años, pero era imposible que tuviera esa edad ejerciendo dicha profesión; era un poco más bajo que él.

Le sonrió dejándolo pasar de inmediato al lugar, aquel era de colores pasteles, sillones blancos y de color crema; techo alto, un sitio ligeramente frío, fresco.

Dentro estaba una mujer que él reconocía como la madre de Choi Beomgyu, aquella fémina le dedicó una sonrisa, sus dedos tomaron un bolso de mano bastante cargado superficialmente, se puso de pie y salió del consultorio dejando a Yeonjun a solas con el dichoso doctor.

—¡Hola! Bienvenido, ¿Choi Yeonjun, no? —aquel hombre sonrió ampliamente mirando al castaño—. Soy Kim Wooseok.

—Hola, uhm... sí —este joven nervioso, extendió su mano como saludo para posterior tomar asiento frente al escritorio del profesional—. Es un placer conocerlo.

—Desde hace tiempo he querido conocerte —admitió el mayor—. Beomgyu me habla mucho de ti.

Yeonjun no supo porqué su corazón se sintió repentinamente feliz, pero aquella emoción hizo que de ipso facto esbozara una enorme sonrisa, no pudo contenerse.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora